PALABRAS DE IRIS ACEITON
NO OLVIDARÉ NADA, NADA…
¿Y cómo pretender hacerlo? ¡Si no concibo apartar de mi memoria los
rostros, de pupilas húmedas, luchando contra el torrente de lágrimas, los susurros de voces y gargantas atascadas,
la corta y sucesiva tos inventada, el suspiro escapado, a contrapelo,
vergonzoso y culpable!
Es la misma sala del Consejo
Universitario. Una espesa y muñida alfombra de un suave color, recorre escaleras, butacas,
escenario y explanada. Las murallas vestidas de un suave tono ostra, con un sólo
cuadro pendido en sus entrañas. El mismo enorme rectángulo de colores y trazos
de un reconocido pincel, orgullo de la pintura nacional. Roberto Matta y su
obra: “Morir enfrentando las flechas”. Allí
estaba en el mismo muro espectador de
nuestros años felices. En la pared, el
boceto fetiche, sobreviviente de la ignominia y la barbarie, también
allí estaba ese día…Mudo, impertérrito,
también estaba…
Primero es lenta la llegada. Ceibo
con sus cajas de libros, libros de tapas rojas, brillantes, con los rostros de
hombres y mujeres que jamás envejecieron, que detuvieron el reloj y su
implacable marcha. Nuestro Goyo Mimica entre ellos, con sus ojos límpidos,
transparentando su cristalina esencia. Después, un desfile interminable de almas. Me
abrazo fuertemente con cada una de
ellas, temiendo que el hechizo del momento, un estruendo asesino lo desencante.
Pero sólo es el comienzo de una
noche de magia. El solemne salón ya no contiene más corazones palpitantes,
también en el acceso se aglutinan, luchando para no perderse un segundo del
embrujo que ya se respira en el aire.
. Una bella melodía irrumpe en la
sala repleta. La sinfonía embriagadora penetra los tímpanos y el músico Patricio
Solovera acariciando su violín, le arranca infinitos acordes que nos traslada a
su mundo perfecto de armonía y belleza. La presencia de una figura
espectral se posesiona de la escena. No
tiene rostro, sólo garganta por donde
vomita llamaradas de denuncias, e imputaciones. Un volcán en erupción encarnado en mujer nos transporta
al horror, al miedo. La tortura y la
muerte se instalan entre nosotros.
Rebeca Garrido descubre su rostro y lo muestra limpio, provocador, exigiendo la
verdad y la justicia denegada. Los
espíritus de nuestros muertos, de
nuestros desaparecidos se instalan en las butacas, en las escaleras, en las
murallas. Acopiando nuestros cuerpos, nos hacemos chiquititos, le damos cabida, para que no se vayan, para
que no nos dejen, para demostrarles de
alguna manera que jamás los olvidaremos. Sólo la voz reparadora y sosiega de la Cecilia Jara puede abstraernos de este instante de dolor y
desgarro. Su canto esperanzador y
sublime lentamente nos devuelve la calma.
Emilio Daroch anuncia al poeta,
jurista, abogado. Defensor de los DDHH, voz, de los que nunca tuvieron voz, don Hernán
Montealegre. Se impone con su presencia. Sus palabras, valientes, desafiantes;
reivindica de manera magistral la figura de nuestro héroe inmolado, el
presidente Salvador Allende.
La actriz Gloria König lo sucede, presidenta de la Fundación Víctor Jara. Sus
palabras son suaves como un susurro femenino y claro. Lee pasajes de mi libro,
los enlaza con hermosos comentarios. Enaltece la amistad, el afecto que
transversalmente domina a nuestro grupo
humano.
Osiel Núñez, último presidente de la
FEUT. No logra disociarse de su rol de líder político y comprometido con la
dislocada contingencia nacional, acusa y dispara.
Y yo, finalmente…Con el corazón henchido de tanto
amor desbordado. Trato de articular palabras, desprendiéndome de cualquier
forma de la emoción que me rebalsa. Agradezco…
Mis ojos recorren la atiborrada
sala. ¡Qué afortunada soy! ¡Los rostros aglomerados que tanto amo! Los protagonistas de mi libro, los
percibos a todos, también a los que partieron de manera anticipada. Mi sueño
secreto de niña ilusionada, escritora humilde de las cosas que pasan. Las
manos, las arrugadas y las tersas,
tañando la melodía única y
universal del aplauso. Las almas
celebrando de pie, el alumbramiento de mi libro: “Y todavía no olvido…” Y yo,
sigo acumulando en mi memoria, momentos como éste, sin olvidar nada, nada…
Lanzamiento del
Libro “Y todavía no olvido…
Sala del
Honorable Consejo Universitario
Universidad de
Santiago
6 de Noviembre
2012
Santiago
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