LICENCIATURA DE LOS
OCTAVOS AÑOS DEL LICEO ANDRES BELLO , Y ENTREGA DE PREMIOS GREGORIO MIMICA
En
un emotivo y hermoso acto de licenciatura de los Octavos años del Liceo Andrés
Bello , donde la Corporación UTE-USACH se hizo presente , entregando los
diplomas a los alumnos destacados , de los Octavo Año A y Año B, con el
reconocimiento al desarrollo y
comprensión de los valores de los Derechos Humanos, premio Gregorio Mimica ,
que se otorga ya por 5 años .
Los
alumnos FELIPE ANDRES RIOS PEZOA , de Octavo año A , y SERGIO FABIAN BARROS
PULGAR del Octavo Año B , fueron elegidos por sus compañeros como los que más
representan los valores de los Derechos Humanos de sus respectivos curso junto
al diploma , recibieron además como premio una Bicicleta, a nombre de la Corporación,
fueron donadas por nuestro compañero Juan Rivera .
MARCELA
LIZANA , compañera de nuestra corporación dirigió un saludo a los Alumnos , Padres
y Apoderados , y presente , con emotividad , rememorando el nombre de Gregorio
, como parte de su familia , ya que su primer hijo lleva ese nombre .
IRIS ACEITON , nuestra consagrada escritora , hizo un pequeño saludo de homenaje a Gregorio Mimica , donando dos libros a la Biblioteca , “ y todavía no olvido “ recientemente editado , escrito por ella, que narra episodios de compañeros de UTE , entre ellos nuestro recordado Goyo , libros que fueron recibidos por el Director del Colegio don Alejandro Jara.
La delegación de la Corporación
fue encabezada por su presidente , Emilio Daroch Fernández , Erika Osorio A, Vicepresidente,
Alexis Zamorano , Tesorero , Marcela LIzana , Iban Reyes , Iris Aceitón ,
Giorgio Franzani, y María Cristina Fariña . Y junto a Nosotros , participo también
, la Concejala Electa por San Miguel , Erika Martínez Osorio .
PALABRAS DE MARCELA LIZANA EN EL
SALUDO A LOS PROFESORES , ALUMNOS Y APODERADOS DEL LICEO ANDRES BELLO .
¡UF….QUE
AMIGO ÉSTE GREGORIO!
Hola, buenas noches. Me
llamo Marcela. Ya estoy por cumplir los 60 y soy madre. Tengo 3 hijos.
Al mayor de ellos, elegimos
con su padre llevara el nombre de Gregorio. Elegimos este nombre, no por el
nombre nada más, sino por la tremenda persona que conocimos, una persona tan
bella como nadie, de risa fácil, de amistades rápidas y profundas.
Pero Goyo desapareció y lo
empezamos a buscar, golpeamos puertas,
miramos por las ventanas y hasta entramos por ellas, preguntamos en las calles.
Cierta vez unos hombres de
mucho poder, con tremendos uniformes y hasta con brillantes en sus pechos, nos
pararon y nos corrieron de allí.
Me dijeron…. Que el hijo que llevaba en mi
vientre podía pasar igual suerte, que era mejor me fuera, tan lejos como
pudiera y que no saliera de allí, me dijeron que mi hijo ni siquiera alcanzaría
a tener un nombre si otro día me veían pasar o decir siquiera
ése nombre prohibido.
Salí caminando mirando la nada y vi que el río que atraviesa mi ciudad ya no
era aquel que arrastra tierra de la
cordillera, ésta que nos guarda y aísla de tanto mundo.
El río llevaba en su lecho sangre, dolor de espanto, color rojo profundo,
atrocidades pertenecientes tan solo de una dictadura.
Me fui a casa y esperé a mi
hijo que llegara, le pondría por nombre Gregorio. Canté para él hermosas canciones, cada una de
ellas con nubes, estrellas y soles. Todas con mensajes de esperanza de volver a
decir el nombre de Gregorio sin temor alguno, decir el nombre con fuerza y
valentía, con dolor y convertirlo en una paradoja lleno de alegría.
El hijo ya es un adulto,
hizo un viaje a un país del norte, todos lo despedimos, todos sabíamos lo que
llevaban sus manos.
Ayer jueves lo fuimos a recibir
Hoy ha llegado no sabemos lo
que sus manos son capaces de realizar, no sabemos lo que pueden construir, ni
tampoco lo que trae en su equipaje.
Pero sabemos algo, que él
tiene ésa risa fácil, que hace amistades rápidas y profundas, que sin haber
conocido a mi amigo Goyo, sin haberlo visto ni un solo día,que solo ha tenido y
conocido la presencia de nuestros recuerdos. Él tiene de lo mismo: Ojos dulces, carita de luna, corazón que
late lleno de amor por los demás, leal hasta siempre, luchador con espada y a
rostro descubierto, piernas fuertes que suben cerros y montañas.
Yo me pregunto, que hay de esto, que hay, que en tan
sólo otorgar un nombre signifique tanto, que hay de éste hombre que siendo tan
joven decidió por su ingenio ser estudiante de ingeniería, que por su carisma y
carácter párvulo, fue abrazado por todos los colores de su universidad.
Hoy ya tengo mis 60, lo
extraño y a veces creo que lo veo y
estoy con él.
Que tanto ingenio ha tenido que aparece sin balas en su cuerpo ni rostro quemado,
sino lleno de risa, él está otra vez insistiendo buscando la felicidad no sólo
mía sino la de todos, las igualdades, el respeto la dignidad y el cariño. Está
presente, deseoso de abrazarnos con optimismo, alegría y fuerza.
Yo soy una agradecida de su
compañía, me ha regalado lo más preciado que tiene una persona, su nombre, y para
un hijo mío, lo nombro las veces que quiero, lo acompaño y admiro le digo
siempre que lo amo y quiero de verdad.
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