lunes, 14 de enero de 2013



LA INJUSTA  JUSTICIA CHILENA

Los que horrorizados, con el desgarro casi patentado en nuestra propia piel, los que sufrimos el dolor inconmensurable de Rodrigo Rojas De Negri y  de Carmen Gloria Quintana, quemados vivos por agentes del Estado Chileno. El primero muerto de la manera más espantosa. La segunda sobreviviente milagrosa, como muestra viviente de uno de los métodos de amedrentamiento más ignominiosos, usados por los agentes de la dictadura de Pinochet. Nosotros, horrorizados nuevamente condenamos inapelablemente el atentado incendiario con resultado de muerte contra los esposos  Luchsinger-Mckay, ocurrido en Vilcún, zona de la Araucanía. Distinto ha sido el proceder de los que ayer justificaron el atroz crimen contra los dos jóvenes inmolados, incluso sus autores materiales fueron ascendidos de rango. Son los mismos que ahora arteramente exigen una cacería de brujas contra el pueblo mapuche.
Nada ni nadie podría justificar este alevoso crimen. Pero, la lonko mapuche Juana Calfunao, después de repudiar firmemente este asesinato, se encarga de recordarnos:
-Su casa tres veces incendiada. En uno de estos atentados, su tío Basilio Coñonao, muere preso de las llamas.
-Embarazada,  es detenida por carabineros. La tortura aplicada por éstos, permite que su hijo sea abortado de una manera infamante.
-Ella, su familia, sus compañeros mapuches, sufren del despojo de sus tierras, dinero, elementos de trabajo.
-Protesta por la no cancelación de un trazado de tierras, arrebatado por el Ministerio de Obras Públicas. Es detenida, acusada de alterar el orden público y, encarcelada junto a su familia durante cuatro años.
-Enumera con nombres las decenas de sus hermanos asesinados, sin que jamás haya existido reparación procesando a los culpables, o compensación para tales crímenes, de parte de la justicia chilena. Nunca un presidente se apersonó a su territorio, asolado por la muerte y la destrucción.

Matías Catrileo fue asesinado por la espalda. Después de desbaratarse  un vergonzoso montaje donde se prestaron para el ardid todos sus colegas uniformados. El culpable confeso resultó ser un carabinero en servicio activo. Y hoy vuelve a ser reincorporado por la Institución.
 En el caso del entrenador de Colo Colo, Lambruna, quien miente ante todo Chile, negando su directa participación en el accidente automovilístico que protagonizara contra un taxista. Carabineros expulsa de sus filas a los uniformados acusados de falsear el procedimiento realizado en aquella ocasión. Para Carabineros de Chile tiene más merecimiento de pena un procedimiento mal ejecutoriado, que la vida del mapuche Matías Catrileo.
El presidente Piñera viaja con su comparsa de hipócritas hasta el mismo Vilcún. Allí promete las penas del infierno a los terroristas. Los “rubios” de Arauco, usurpadores del territorio mapuche, se toman los caminos. Interrumpen el libre tránsito, las faenas. Los carabineros desde muy cerca los protegen, asegurando la integridad física de los amotinados que desde  sus camionetas 4 x 4, exigen justicia. Ahí no surgieron encapuchados que desvirtuaran sus demandas.
¡Cómo nos duele comparar el accionar de las fuerzas represivas del orden, cuando actúan contra los estudiantes, o contra la civilidad organizada que reclama por sus justos derechos!

Por mucho que militaricen la Araucanía, que promulguen la Ley Antiterrorista. Que declaren en la zona Estado de Sitio. No habrá paz con nuestros hermanos mapuches, hasta que el Estado chileno no reconozca la deuda de usurpación de territorios, de expoliación de su cultura, del magnicidio recurrente de cada gobierno de turno contra nuestra raza originaria. Cuando la injusta justicia chilena trate a nuestros hermanos mapuches como verdaderos chilenos, recién se podrá empezar a hablar de paz en la Araucanía. Al fin y al cabo, como dice Quelentaro: ¡Somos todos Lonconao, mierda!

IRIS ACEITON VENEGAS

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