sábado, 7 de septiembre de 2013



DESPUÉS DE CUARENTA AÑOS, NUESTROS MUERTOS SE TITULAN

El  encuentro es en teatro de la  Escuela de Artes y Oficios.  La espera  la  hacemos en uno de sus patios,  están  los mismos longevos árboles que un día nos dieran sombra, que contuvieran nuestros corazones  pletóricos de ideales,  truncados arteramente por la demencia asesina. El mismo frío suelo que ese martes 11  fuera  tapizado por nuestros cuerpos como una alfombra humana bajo la bota fascista y con el baile infernal de las balas de los esbirros golpistas como telón de fondo.
Ingresamos al anfiteatro, el mismo de antaño, con sus columnas imponentes, sus butacas,  delicadamente restaurado, conservando la magia del tiempo. Nos instalamos en el tercer piso, desde allí dominamos todo el panorama. Rápidamente el enorme recinto se desborda; la platea, los palcos, la galería. En la puerta principal se aglomeran decenas de invitados.

Y,  la ceremonia de titulación de nuestros caídos se inicia. Esta simbólica y sublime titulación de nuestros mártires.  El más respetuoso recogimiento se respira en la gran sala. 
La voz  de la representante de los jóvenes de la FEUSACH, Camila Carrasco ,  nos inunda los corazones  con sus palabras llenas de admiraciónpara nuestra generación, de homenaje a nuestras víctimas de la dictadura militar, de compromiso para retomar la tarea inconclusa dejadas por sus antecesores. 

Emilio Daroch la sucede con sus palabras. Es uno de nuestros líderes de entonces, líder de hoy y,  uno de los gestores de esta noble iniciativa.  El coro de la USACH interpreta la magistral melodía de Nabucco de la opera de Giussepe  Verdi, con los versos de la canción  La Libertad:



CUANDO CANTAS YO CANTO CON TU LIBERTAD

CUANDO LLORAS TAMBIÉN LLORO TU PENA.

CUANDO TIEMBLAS YO REZO POR TU LIBERTAD,

EN LA DICHA O EN EL LLANTO YO TE AMO.



Uno por uno, lentamente se van enunciando los nombres de cada uno de nuestros compañeros. El dificultoso caminar  de ancianos, ayudados por bastones y por otras personas, son seguidos por el más estruendoso y emocionado de los aplausos. Son madres y padres que sobreviven  a sus hijos asesinados y desaparecidos.

Sobrevivientes del dolor que significa la más grande de las pérdidas y aquí están presentes, haciendo realidad el sueño de ver  profesionales a sus hijos inmolados.  Se nos recoge el alma ver a la madre de nuestra Michel Peña, su única hija preñada de ocho meses, también le arrebataron su nieto. Allí  los recibe  el rector Zolezzi, quien les hace entrega del diploma póstumo.  A un costado del gran teatro una pantalla gigante proyecta las imágenes de cada uno de nuestros caídos. Aparecen cuando niños, gozando del amor de sus padres, jóvenes y  sonrientes en la plenitud de sus vidas, enamorados,  algunos con sus propios hijos que nunca vieron crecer. 
Están también presentes y recibiendo la titulación  de sus seres queridos, los hijos que no conocieron a sus padres y, los hijos de éstos que no conocieron a sus abuelos. El clima es sobrecogedor, nadie escapa a la emoción y la pena  es revivida y compartida transversalmente.

La titulación llega a su fin, sin prisa abandonamos nuestros asientos, la mayoría, hombres y mujeres por igual  enjugándonos las lágrimas. Tengo la certeza que este momento quedará para siempre grabado en nuestras memorias, como uno de los más sublimes actos  de amor y dolor.

Despidamos a nuestros héroes con los bellos versos de la canción “La libertad”,  entonada por el coro de la USACH:



LA CANCIÓN DA ESPERANZA

ES TU NOMBRE Y TU VOZ.

Y LA HISTORIA NOS LLEVA

HACIA TU ETERNIDAD.

¡LIBERTAD, LIBERTAD!

                                                                              UTE, viernes 6 septiembre 2013

IRIS ACEITON VENEGAS

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