RECUERDOS DE FERNANDO MOSCOSO
Eran los tiempos del Gobierno Constitucional del Presidente Allende, en el período de las vacaciones estudiantiles en pleno verano en la hermosa ciudad de Tome, ahí nos encontrábamos para encabezar las jornadas de divulgación de las propuestas políticas y económicas, en especial, lo que era atingente a la problemática de la juventud. Ahí estábamos con Fernando Moscoso, Iván Calzadilla y tantos otros jóvenes cuyas edades fluctuaban no más allá de los 20 años recorriendo todos los días los cerros de Tomé, las poblaciones, visitando casa por casa, para entregar nuestra visión y las iniciativas populares que se desarrollaban esos días y que tenían que ver con los intereses más cercanos de la población.
Fernando vivía en una de las poblaciones humildes de Tomé, recuerdo su modesta casa al lado izquierdo de la línea férrea siguiendo el sentido hacia los pueblos interiores, con sus ventanas cubiertas por nylon para protegerse del crudo invierno de la costa tomesina. Caminábamos de día y de noche por esa línea del tren, era el camino más corto para transitar de un sector a otro en ese sector de Tomé. En su casa su abuelita, enferma de dolencias crónica, a pesar de ello, igual nos esperaba para recibirnos, conversar y servirnos para comer lo que se pudiera. Era hospitalaria, cariñosa que con gran esfuerzo permitía que la vida continuara.
Fernando que recién tenía su licencia media con sus 18 años, se prestaba a postular a nuestra Universidad Técnica del Estado, conciente que era la única oportunidad de poder continuar sus estudios , todo esto debido a los esfuerzos de la Universidad por incorporar a sus aulas a la mayor cantidad de jóvenes hijos de obreros y empleados de escasos recursos, sobre todo, mediante los convenios con la Central Única de Trabajadores, CUT y los programas crecientes de bienestar estudiantil reflejadas en becas, útiles escolares, libros, hogares universitarios, alimentación, deporte, movilización , etc. que eran realidades en la UTE de Enrique Kilberg, Víctor Jara y de tantos miembros de la comunidad universitaria, que a diario entregaban su aporte para transformar la Universidad Técnica del Estado, cada vez más ligadas a las necesidades de Chile y de nuestro pueblo. Fue así como Fernando y tantos otros, ingresaron a la Universidad en ese período académico, entendíamos todos, que el éxito del Gobierno Popular permitía la profundización de la Reforma y que nuestro deber de jóvenes era estudiar, trabajar y luchar por Chile, de ahí los trabajos voluntarios, las escuelas internacionales de solidaridad con Chile, donde Fernando estaba en las primeras trincheras de trabajo, las campañas por elevar el rendimiento estudiantil, la participación activa de todas las iniciativas que apuntaran a respaldar el Gobierno Popular, la solidaridad con Vietnam, Laos y Camboya estaba también presente, eran preocupaciones cotidianas de Fernando, joven incansable y de todos sus compañeros de la universidad.
Pero la tragedia, el retroceso, la mezquindad, la ignorancia, la delincuencia política, la traición se imponía en Chile, sacrificando, asesinando, torturando y haciendo desaparecer a la más clara, lúcida, patriota e inteligentes mentes de nuestra sociedad. Y ahí estuvo Fernando Moscoso e Iván Calzadilla, ambos de Tomé, fusilados para producir escarmiento en la juventud que se revelaba ante la dictadura cobarde del traidor y de los traidores, que olvidándose de su responsabilidad que Chile les había encomendado, se enfrentaban a su propio pueblo cometiendo uno del más grande genocidio repudiados por la humanidad entera. Ahí esta el ejemplo de Héctor Leppe, Gabriel Riveros, Pedro Orella, Miguel Enríquez, Carlos Lorca, Alejandro Rodríguez y tantos patriotas héroes que entregaron su vida por el Chile de ayer y de mañana,
Fernando Moscoso, estudiante de la Universidad Técnica del Estado, de escasos 19 años, joven lleno de vida, cristalino como su mar que lo vio nacer en Tomé, valiente e inteligente, fue llamado a viva voz, cuando empezaba a caer la tarde y el sol desaparecía siendo trasladado desde el Molo500 de la Base Naval hacia la Isla Quiriquina, campo de concentración de la Marina de Chile, donde sin proceso legal alguno, se le comunicó el domingo 17 de diciembre de 1973 que serían fusilados, noticia que se supo a través de una de las radios de Concepción, luego… dos días después, el 20 de diciembre del 73, es fusilado junto con su compañero Iván Calzadilla, informándose en Concepción a través del diario El Sur y Crónica de Concepción, en la portada principal, a toda columna FUSILADOS POR SER CEREBROS DEL PLAN Z, informando además, que un Consejo de Cobardes Traidores acababan de condenar a estos jóvenes patriotas. Esa misma noche, sus compañeros de prisión, con amargura y profundo dolor murmuraban haciendo luego con la emoción que sus voces se escucharan en forma creciente.
Arriba los pobres del mundo
De pie los esclavos sin pan
Y gritemos todos unidos…
Las palabras escritas sobre los fríos muros de su celda, antes de enfrentar el pelotón de fusileros encabezados por el teniente Schmuler al alba del día 20 de diciembre de 1973, en el sector del Aeropuerto Carriel Sur de Concepción, son el testimonio fehaciente que no se doblegarían ante los traidores y que sus vidas no serían en vano, formando parte de la historia de lucha de nuestro pueblo, cuyo ejemplo de valor y consecuencia permitirán que las nuevas generaciones sean portadores y mensajeros de sus últimas palabras escritas sobre esa duras murallas de la prisión.
IVAN CALZADILLA, OBRERO
FERNANDO MOSCOSO, ESTUDIANTE
CONDENADOS A FUSILAMIENTO el 18 de Diciembre de 1973,
MUEREN POR LA CAUSA DE SU PUEBLO
Chile no puede seguir esperando, la mayoría no tiene acceso a una medicina digna, completa, se tiende a privatizarla incluso, la cesantía real alcanza niveles dramáticos, la educación de calidad esta en manos de unos pocos, los pobres viven en la miseria en las poblaciones sin protección alguna, la injusticia estructural, la exclusión de la juventud y de los trabajadores en los niveles de decisión es mayoritaria, la corrupción y el manejo del poder desentendido de los asuntos que a la gente le interesan es frustrante, el abismo de inequidad con el desequilibrio en la distribución de las riquezas alcanza niveles gravísimos. Urge poner coto a estas situaciones, crece la subversión silenciosa, es imperioso desarrollar políticas que tengan como eje central los intereses de la inmensa mayoría de la gente. Los ejemplos de nuestros héroes nos dan sentido a la vida y nos comprometen a todos en la participación plena por lograr mejores días para Chile.
Solicito a todos los compañeros y amigos de Fernando y de todos nuestros héroes, un caluroso y cerrado aplauso por sus ejemplos. que perdurarán por siempre entre nosotros.
HONORES A NUESTROS HEROES
Fernando Wenger Meza
Eran los tiempos del Gobierno Constitucional del Presidente Allende, en el período de las vacaciones estudiantiles en pleno verano en la hermosa ciudad de Tome, ahí nos encontrábamos para encabezar las jornadas de divulgación de las propuestas políticas y económicas, en especial, lo que era atingente a la problemática de la juventud. Ahí estábamos con Fernando Moscoso, Iván Calzadilla y tantos otros jóvenes cuyas edades fluctuaban no más allá de los 20 años recorriendo todos los días los cerros de Tomé, las poblaciones, visitando casa por casa, para entregar nuestra visión y las iniciativas populares que se desarrollaban esos días y que tenían que ver con los intereses más cercanos de la población.
Fernando vivía en una de las poblaciones humildes de Tomé, recuerdo su modesta casa al lado izquierdo de la línea férrea siguiendo el sentido hacia los pueblos interiores, con sus ventanas cubiertas por nylon para protegerse del crudo invierno de la costa tomesina. Caminábamos de día y de noche por esa línea del tren, era el camino más corto para transitar de un sector a otro en ese sector de Tomé. En su casa su abuelita, enferma de dolencias crónica, a pesar de ello, igual nos esperaba para recibirnos, conversar y servirnos para comer lo que se pudiera. Era hospitalaria, cariñosa que con gran esfuerzo permitía que la vida continuara.
Fernando que recién tenía su licencia media con sus 18 años, se prestaba a postular a nuestra Universidad Técnica del Estado, conciente que era la única oportunidad de poder continuar sus estudios , todo esto debido a los esfuerzos de la Universidad por incorporar a sus aulas a la mayor cantidad de jóvenes hijos de obreros y empleados de escasos recursos, sobre todo, mediante los convenios con la Central Única de Trabajadores, CUT y los programas crecientes de bienestar estudiantil reflejadas en becas, útiles escolares, libros, hogares universitarios, alimentación, deporte, movilización , etc. que eran realidades en la UTE de Enrique Kilberg, Víctor Jara y de tantos miembros de la comunidad universitaria, que a diario entregaban su aporte para transformar la Universidad Técnica del Estado, cada vez más ligadas a las necesidades de Chile y de nuestro pueblo. Fue así como Fernando y tantos otros, ingresaron a la Universidad en ese período académico, entendíamos todos, que el éxito del Gobierno Popular permitía la profundización de la Reforma y que nuestro deber de jóvenes era estudiar, trabajar y luchar por Chile, de ahí los trabajos voluntarios, las escuelas internacionales de solidaridad con Chile, donde Fernando estaba en las primeras trincheras de trabajo, las campañas por elevar el rendimiento estudiantil, la participación activa de todas las iniciativas que apuntaran a respaldar el Gobierno Popular, la solidaridad con Vietnam, Laos y Camboya estaba también presente, eran preocupaciones cotidianas de Fernando, joven incansable y de todos sus compañeros de la universidad.
Pero la tragedia, el retroceso, la mezquindad, la ignorancia, la delincuencia política, la traición se imponía en Chile, sacrificando, asesinando, torturando y haciendo desaparecer a la más clara, lúcida, patriota e inteligentes mentes de nuestra sociedad. Y ahí estuvo Fernando Moscoso e Iván Calzadilla, ambos de Tomé, fusilados para producir escarmiento en la juventud que se revelaba ante la dictadura cobarde del traidor y de los traidores, que olvidándose de su responsabilidad que Chile les había encomendado, se enfrentaban a su propio pueblo cometiendo uno del más grande genocidio repudiados por la humanidad entera. Ahí esta el ejemplo de Héctor Leppe, Gabriel Riveros, Pedro Orella, Miguel Enríquez, Carlos Lorca, Alejandro Rodríguez y tantos patriotas héroes que entregaron su vida por el Chile de ayer y de mañana,
Fernando Moscoso, estudiante de la Universidad Técnica del Estado, de escasos 19 años, joven lleno de vida, cristalino como su mar que lo vio nacer en Tomé, valiente e inteligente, fue llamado a viva voz, cuando empezaba a caer la tarde y el sol desaparecía siendo trasladado desde el Molo500 de la Base Naval hacia la Isla Quiriquina, campo de concentración de la Marina de Chile, donde sin proceso legal alguno, se le comunicó el domingo 17 de diciembre de 1973 que serían fusilados, noticia que se supo a través de una de las radios de Concepción, luego… dos días después, el 20 de diciembre del 73, es fusilado junto con su compañero Iván Calzadilla, informándose en Concepción a través del diario El Sur y Crónica de Concepción, en la portada principal, a toda columna FUSILADOS POR SER CEREBROS DEL PLAN Z, informando además, que un Consejo de Cobardes Traidores acababan de condenar a estos jóvenes patriotas. Esa misma noche, sus compañeros de prisión, con amargura y profundo dolor murmuraban haciendo luego con la emoción que sus voces se escucharan en forma creciente.
Arriba los pobres del mundo
De pie los esclavos sin pan
Y gritemos todos unidos…
Las palabras escritas sobre los fríos muros de su celda, antes de enfrentar el pelotón de fusileros encabezados por el teniente Schmuler al alba del día 20 de diciembre de 1973, en el sector del Aeropuerto Carriel Sur de Concepción, son el testimonio fehaciente que no se doblegarían ante los traidores y que sus vidas no serían en vano, formando parte de la historia de lucha de nuestro pueblo, cuyo ejemplo de valor y consecuencia permitirán que las nuevas generaciones sean portadores y mensajeros de sus últimas palabras escritas sobre esa duras murallas de la prisión.
IVAN CALZADILLA, OBRERO
FERNANDO MOSCOSO, ESTUDIANTE
CONDENADOS A FUSILAMIENTO el 18 de Diciembre de 1973,
MUEREN POR LA CAUSA DE SU PUEBLO
Chile no puede seguir esperando, la mayoría no tiene acceso a una medicina digna, completa, se tiende a privatizarla incluso, la cesantía real alcanza niveles dramáticos, la educación de calidad esta en manos de unos pocos, los pobres viven en la miseria en las poblaciones sin protección alguna, la injusticia estructural, la exclusión de la juventud y de los trabajadores en los niveles de decisión es mayoritaria, la corrupción y el manejo del poder desentendido de los asuntos que a la gente le interesan es frustrante, el abismo de inequidad con el desequilibrio en la distribución de las riquezas alcanza niveles gravísimos. Urge poner coto a estas situaciones, crece la subversión silenciosa, es imperioso desarrollar políticas que tengan como eje central los intereses de la inmensa mayoría de la gente. Los ejemplos de nuestros héroes nos dan sentido a la vida y nos comprometen a todos en la participación plena por lograr mejores días para Chile.
Solicito a todos los compañeros y amigos de Fernando y de todos nuestros héroes, un caluroso y cerrado aplauso por sus ejemplos. que perdurarán por siempre entre nosotros.
HONORES A NUESTROS HEROES
Fernando Wenger Meza
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