Iris Aceitón
La reapertura de la Comisión Valech en las postrimerías del gobierno de Michelle Bachelet, nos llevó a que un grupo de ex estudiantes de la otrora Universidad Técnica del Estado, todas víctimas de los abusos de la dictadura, a que nos presentáramos con nuestros testimonios y postular a los beneficios de dicha Beca.
Convocamos a una reunión masiva, para cuyos efectos, facilité mi casa. Los primeros en llegar fueron un grupo de jóvenes absolutamente desconocidos para mí. Los atendí en la puerta. Eran de la Universidad Bolivariana, venían a ofrecer altruistamente, con folletos en manos, los méritos que dicha Universidad tenía y aportaba en la reparación a los presos y torturados políticos, en su realización de estudios superiores.
Me sentí terriblemente invadida. Me imaginé a los “buitres” que deambulan alrededor de los hospitales en busca de cadáveres, para luego ofrecer a los familiares del occiso, las bondades de sus servicios fúnebres. Molesta y desconfiada, no los dejé entrar. No me cabe duda alguna que mucho tienen que aprender los de la U. Bolivariana de su símil, los de la UNIACC, en cuanto a la comercialización de sus productos se refiere.
Con estupor constatamos que tuvo que ser un programa de televisión el que destapara “la gran burla y estafa”. No fueron los parlamentarios que nosotros elegimos para que ejercieran su rol fiscalizador en esta feble democracia los que hicieran la denuncia.
“No tiene nombre”, que el Ministerio de Educación, no se diera cuenta que a la Universidad a la cual le entregaba el 79% del presupuesto total de los costos para financiar las becas Valech, es decir más de 5 mil millones de pesos, estaba robándole al Estado, el dinero de todos los chilenos y burlándose además de nuestros justos anhelos de reparación material.
Nueve millones de pesos recibieron la UNIACC, por cada becado de la Comisión Valech. Hay becados universitarios que no hicieron la Educación Media, hay becados universitarios que no saben leer y escribir, hay becados universitarios que nunca se inscribieron.
El rector de esta “emprendedora Universidad” se llama Daniel Farcas. Conforman su Directorio Andrés Lastra y Mariana Aylwin. A estos insignes concertacionistas se suma el inefable Jorge Shaulsohn del partido Chile Primero, socio de la Alianza Democrática y del gobierno de Piñera.
“Nos da vergüenza la vergüenza” del ministro de educación, Joaquín Lavín, cuando declara: “Me da vergüenza que fondos públicos se utilicen tan mal, causándole una segunda humillación a personas que ya han sufrido mucho en sus vidas”.
Nos da dolor que los que dijeron defender nuestros derechos de justicia y reparación, se aprovechen de una manera tan ignominiosa, sobre todo de personas tan vulnerables culturalmente hablando.
Exigimos una explicación de todos los actores involucrados, exigimos castigo a todos los estafadores, por el bien de la democracia, de la reparación y de la esperanza. Sentimos nuestros derechos nuevamente mancillados, ahora en democracia….
Atentamente
Iris Aceitón
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