domingo, 6 de febrero de 2011

TOMAS IRELAND: LA UNIVERSIDAD TECNICA VIVE


Estimados:
Ls envío este hermoso testimonio de Tomás Ireland recordando los inicios y las grandes realizaciones de nuestra Reforma Universitaria en la UTE, que surgió con la Declaración del 25 de Mayo de 1961, cuyo 50 aniversario lo conmemoraremos en grande este año en el Teatro de la EAO.
Un abrazo y prepárense para estar presentes,

Alejandro YÁñez
PRESIDENTE FEUT


I. El legado de Kirberg

A comienzos de septiembre de 1981 visitamos con mi esposa Adriana a Don Enrique Kirberg en su pequeño apartamento de la calle 116 de Nueva York, cerca de la Universidad de Columbia.
La Universidad de Columbia, en un gesto solidario y plausible, lo había nombrado profesor cuando él aún estaba prisionero en las cárceles de la junta militar de Chile. Al ser liberado en 1975, se había incorporado al Instituto de Estudios Latinoamericanos e Ibéricos de la Universidad.
Nos recibió con una sonrisa amplia, con gestos amables, y expresiones de cariño. Dijo algo como –“ Que le parece Tomás donde nos volvemos a encontrar” - .

Era Don Enrique de siempre. Alegre, lleno de optimismo, de proyectos, de ideas. Los años en las prisiones de la dictadura, no habían hecho mella en ese espíritu indomable de un hombre que siempre respetamos y admiramos.
Sentía mucha satisfacción al saber que su libro “Los Nuevos Profesionales”, finalmente se había publicado en México. Nos regaló entonces una de las primeras copias del libro con una especial dedicatoria.

Nos contó detalles de sus denodados esfuerzos para sacar la publicación del libro, que se había atrasado demasiado. El mismo había estado en México a comienzos de agosto de ese año en casa de su amigo Jaime Schatz para apurar la publicación. Nos contaba que todos los días iba a la imprenta.
Kirberg concibió la idea de escribir este libro cuando estaba prisionero en la isla Dawson en el extremo sur de Chile. El veía este proyecto como su obligación histórica de dejar ese trozo de la vida de la Universidad para la posterioridad, como me lo señaló en una de sus cartas.

El anuncio de la junta militar a comienzos de 1981 de desmembrar la Universidad Técnica del Estado, eliminar sus Institutos Tecnológicos y, de hecho, borrar su nombre, le había hecho sentir aun más la urgencia de publicar ese documento.
Yo tuve a mi cargo la venta del libro en Toronto, en donde se agotó rápidamente. Durante la preparación de éste, mantuvimos una nutrida correspondencia. Tengo que confesar que fue más nutrida de su lado que del mío. -“Usted escribe mejor obras de teatro que cartas”- me decía en broma en una de sus cartas. -“Pero de mí no se va a librar”-.



El primer manuscrito lo recibí en Toronto en noviembre de 1978 y también entiendo que se lo envió a otras personas, incluyendo a Juan Vera en Montreal, con su expreso pedido de leerlo y enviarle sugerencias.

Había trabajado en su preparación poco más de dos años. El trabajo de reunir los materiales para escribir el libro fue una tarea ardua y tremendamente difícil. Pero él tuvo la perseverancia, la imaginación y el entusiasmo para lograr conseguirlos.

Yo tampoco tenía en ese tiempo mucho material de la Universidad pero recuerdo que logré reunir algunos antecedentes en la parte de la expropiación de los terrenos de El Tattersall que él utilizó en el Capítulo V.

Al publicarse el libro en México, Luis Enrique Délano anotó en un artículo de prensa: “Las 500 páginas de “Los Nuevos Profesionales”... son la historia de una noble experiencia social, que sólo el fuego y la violencia pudo destruir. Una experiencia que cualquiera Universidad de cualquier país en desarrollo debería repetir” .
El legado de Enrique Kirberg es un legado de entusiasmo, de fuerza renovadora y compromiso con las nobles causas de la sociedad. Dirigió la Universidad con valentía, pasión, sabiduría, e imaginación en un período histórico para el país y para la Universidad. Su paso por la vida universitaria dejó una estela de logros que son realmente impresionantes.

Como dice él mismo en su libro, la Universidad “...se amplió de 9,000 a 33,000 estudiantes, se crearon carreras cortas y los Institutos Tecnológicos llegaron a cubrir casi todo el territorio nacional... En un período de poco más de cuatro años - abruptamente interrumpidos por el golpe militar -, el porcentaje de obreros y de hijos de obreros y campesinos entre los estudiantes de la Universidad había aumentado de 5.4% a 30 %” . Se crearon cursos de nivelación, para que los trabajadores cumplieran los requisitos de ingreso y se otorgaron becas.

La Universidad de Santiago de hoy y las Universidades regionales, que nacieron en la Universidad Técnica del Estado, son herederas del legado de un hombre excepcional que se entregó con pasión a la noble tarea de construir una Universidad nueva, con bases claras de su justa misión en la sociedad.
Así lo comprendió la Universidad de Santiago la cual, en julio de 1991 le entregó el grado de Doctor Honoris Causa, entre otras razones por “...el respeto y admiración de sus colegas y discípulos, expresada en una constante solicitud de reconocimiento, así como las contribuciones sobresalientes para con la Corporación”.

Aparte de sus innegables dotes de líder y dirigente, su carisma, su sentido del humor, su caballerosidad, Enrique Kirberg fue además un ser humano excepcional. En el libro de Luis Cifuentes sobre el rector Kirberg, hay un pasaje que muestra en forma fehaciente su estatura moral.
Dice – “Cuando estuve detenido en la Penitenciaría, muchos de los presos políticos, al ser yo una persona conocida y de confianza, se acercaban a confidenciarme con detalles todas las torturas y vejámenes a que habían sido sometidos, como una manera de desahogarse. Fue tan duro para mí, dado que consideraba un deber escucharlos, que en poco tiempo perdí unos seis kilos de peso.”
Yo estaba trabajando en México en proyectos de construcción de plantas de cemento, cuando supimos de su inesperada pérdida.
Tuve la fortuna y el privilegio de trabajar con Enrique Kirberg primero como Director de la Escuela de Ingenieros y luego como Secretario General de la Universidad, en el período luminoso y bullente de la Reforma Universitaria. Estimé que era justo empezar este testimonio con un homenaje a mi gran amigo y compañero de esas memorables jornadas Universitarias.

La Universidad Técnica Vive.
Tomás Ireland
Ingeniero, ex Director de la Escuela de Ingenieros
ex Secretario General de la Universidad Técnica del Estado.

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