SE
CUMPLEN TREINTA AÑOS
Cuelgo el teléfono y me
quedo con la frágil voz de mi amiga Juana Guerrero, tañendo como campanas del
tiempo en mis oídos. Evoco esa Juventud dorada coloreada de ideales y compromisos que compartimos. Nos conocimos cuando éramos
tan jóvenes y felices…Allá en la legendaria Universidad
Técnica del Estado (UTE), en el Instituto Pedagógico. Compañeras de
carrera, militancia, amoríos, locuras juveniles, sueños y desdichas…
Conozco a tu madre, tu padre escritor y poeta. Tus hermanas
menores, tus hermanos Máximo y Manuel. Veo a Manuel recorriendo los pasillos de
la UTE, nos visitaba a menudo como encargado nacional de los Trabajos Voluntarios
de la JOTA. Hermoso como un trovador del romanticismo español, con su tez
clara, ojos grandes trigueños, de mirada limpia y cristalina, enmarcada por rizos castaños. Hidalgoy formal,
nunca reaccionó ante mis tímidos e infructuosos coqueteos.
Me entero por la radio del secuestro de Manuel, junto a José Manuel Parada, desde la puerta
del Colegio Latinoamericano de Integración, donde Manuel ejercía como inspector
y, su adolescente Manuelito era alumno. También por la radio Cooperativa conozco
los detalles del secuestro, con apoyo aéreo y terrestre para facilitar y llevar
a un exitoso final la infame operación. La corajuda y suicida acción del
profesor Leopoldo Muñoz que trata de salir en su defensa y es baleado casi
mortalmente. La noche anterior había sido
detenido Santiago Nattino, pintor y publicista, también militante del
PC.
Por la televisión, en
un terreno baldío de Quilicura, camino al aeropuerto, entre un grupo de
periodistas y fotógrafos te veo Juany, amiga mía. Demudada, como autómata caminas hacia el gentío que rodea los tres
cuerpos encontrados. Aún conservas la secreta esperanza que no sea Manuel el
que se encuentre entre ellos…
El Instituto Médico
Legal está rodeado por numerosas personas; dirigentes políticos, gremiales,
familiares, amigos a la espera de la identificación de los cuerpos. El nombre de Manuel Guerrero
Ceballos es seguido por tu grito desgarrador
e impotente… Tu hermano Manuel ha sido atrozmente asesinado junto a sus
dos camaradas por los servicios secretos de la dictadura militar. Después, junto
a tu hermano Máximo, te correspondió la cruel e inolvidable misión de reconocer su cuerpo… Torturado, masacrado,
degollado…
En el sencillo local de
la Asociación Gremial de Profesores de Chile (AGECH), velan sus restos,
acordonado por efectivos militares
armados e infiltrados provocadores de civil. Una muchedumbre doliente y sedienta de justicia te acompaña, a tus desconsolados padres, tus hermanos. Me cuesta trabajo llegar hasta
ti. Lloramos mucho rato, juntas, en un
prolongado abrazo, quizás añorando esos imborrables años en que éramos tan
jóvenes y felices…
Y hoy 28 de Marzo, me
dices por teléfono que tu salud está quebrantada, que te hace mucho daño
asistir a los actos que conmemoran los tres asesinatos. Que vendrás a mi
departamento la próxima semana, para recordar, para reír y llorar, para
reafirmar nuestra amistad y decirnos una vez más que nos queremos tanto…
Voy junto a Giorgio a la velatón que se realiza
todos los años en la calle Los Leones con El Vergel en la comuna de
Providencia, aquí funcionaba el colegio donde fueron secuestrados Manuel y José
Manuel, hacen ya treinta años. Un gran escenario violeta con reflectores que se
proyectan sobre la calzada sembrada de niños que pintan. El maestro de
ceremonia es el sociólogo Manuel Guerrero Antequera, primogénito de Manuel,
aquel visionario adolescente de catorce años que en el 1985, llamaba a deponer
los desencuentros, a la unidad de todas las fuerzas que luchaban contra los
horrores de la dictadura, para de una vez derrotar la cultura del odio y la
muerte que imperaba y que le había arrebatado artera y tempranamente a su padre.
Una heterogénea muchedumbre compuesta de mujeres, hombres y
mayoritariamente jóvenes cubre gran parte de la calle El Vergel. Por los
Leones, un centenar de velas encendidas alumbran el recuerdo del sacrificio de tres
vidas, tres de las millares de vidas humanas inmoladas en el nombre de la manoseada y todavía no alcanzadalibertad.
IRIS ACEITON V.
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