“La impunidad respecto
de los crímenes del pasado, garantiza las injusticias de hoy”
Las violaciones a los Derechos Humanos cometidas por la
Dictadura cívico-militar no son un problema del pasado. Para poder instalar el
modelo de explotación capitalista en nuestro país, se tuvo que asesinar y hacer
desaparecer a más de tres mil chilenos y chilenas, al mismo tiempo que
encarcelar, torturar y exiliar a cientos de miles más. Los pilares fundamentales
que hoy sostienen este sistema injusto, como las AFPs, leyes laborales, falta
de educación y salud gratuitas y de calidad, Constitución del 80,
privatizaciones de empresas estatales, tribunal constitucional, explotación y
depredación de los recursos naturales, entre otras, sólo fueron posibles
gracias a la instauración de la violencia y el terror militar.
En la actualidad, este modelo empresarial sigue intacto,
administrado por los gobiernos civiles de turno. Pero también persisten,
anquilosados en las instituciones de Estado, viejas prácticas represivas de la
dictadura, como la desaparición forzada a manos de Carabineros del joven
Mapuche de 16 años José Huenante y José Vergara, de Alto Hospicio. En
Carabineros también recae la represión y la tortura a los movimientos sociales
y al Pueblo Mapuche, especialmente a estudiantes y menores de edad. Decenas de
asesinados dan cuenta de ello, entre los recordamos al estudiante Daniel Menco
y los trabajadores Rodrigo Cisterna y Nelson Quichillao. Las mismas prácticas
que perduran en la institución mandatada para proteger los derechos de los
niños y las niñas de los sectores más desfavorecidos de nuestra sociedad. Hoy
es posible decir con indignación que los niños y las niñas del Sename no
supieron de la transición a la democracia, que los abusos, maltrato, tortura y
muerte a los que fueron y son sometidos muestran la verdadera cara del modelo
heredado.
El gran problema de los Derechos Humanos de ayer y hoy es la
impunidad de sus crímenes. Los asesinos y torturadores de la Dictadura que
permanecen en la cárcel boutique de Punta Peuco equivalen aproximadamente al 10
% del total de procesados, los demás disfrutan de absoluta libertad, al mismo
tiempo que todas las prebendas, privilegios y regalías que tienen los miembros
de las Fuerzas Armadas, tales como pensiones millonarias, atención de salud y
otros derechos negados a la mayoría de los chilenos y chilenas. En este
escenario de falta de justica resuenan las palabras del Comandante en Jefe del
Ejército, general Humberto Oviedo, cuyos dichos nos muestran claramente que el
ejército que dio el golpe de estado, que practicó el terrorismo de estado sigue
estando presente con la misma doctrina del pasado.
Otro rasgo de la impunidad de ayer que se manifiesta en el
presente, lo constituyen los distintos robos cometidos por los militares y
Carabineros, quienes se acostumbraron a cometer crímenes sin ninguna
consecuencia, desfalcando al Estado con dineros de todos y todas nosotras.
Las injusticias de ayer permiten la impunidad del presente,
y la única forma de oponerse a ella es movilizándonos con fuerza para exigir el
respeto absoluto a los Derechos Humanos. Pero esta tarea no es sólo una
reivindicación de familiares y víctimas, sino de todo el mundo social y
popular, pues entendemos que el respeto a la vida y los derechos de las personas
es la base fundamental para una sociedad democrática y libre.
Como Coordinación de Organizaciones de Derechos Humanos y
Sociales, queremos manifestar nuestro rechazo a la impunidad con una marcha el
viernes 28 de julio a las 18:30, desde Plaza Italia. Llamamos a adherir a esta
convocatoria que es amplia y cada organización puede convocar y marchar con sus
demandas y consignas, pues todas responden a la lucha por un Chile justo y
democrático.
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