miércoles, 10 de septiembre de 2008

ALLENDE PUDO HABLAR EL 11 EN LA UTE Y EVITAR UN BAÑO DE SANGRE

Entrevista a Lucía Guerra, Académica de la Facultad de Humanidades de la USACH, con blog LA UTE VIVE.
-Qué mensaje deja este reencuentro de la USACH con la UTE?
-El mensaje que tenemos que dejar es más bien un legado. Si logramos juntar donde este año a quienes fueron los actores que llevaron al movimiento estudiantil, porque profesores ya van quedando menos, podríamos reunir a los jóvenes de hoy día que ya n o constituyen federaciones, ni centros de alumnos, sino asambleas y vocerías, para darles a ellos y rescatarles que bajo las nuevas formas que ellos se den, este espíritu UTE pueda verse otra vez reanimado, revivir, de unidad, a pesar de la diversidad que había, de buscar, que nosotros estamos aquí en esta universidad teniendo el gran privilegio de ser estudiantes de la educación superior, pero que tenemos que entregarnos a algo más que sea nuestra propia vida.

-Qué fue en definitiva la UTE para Ud., más allá que se diga que fue la universidad roja.
-La Universidad Técnica ha sido tanto que todavía sigo en ella. La UE me formó, me permitió ver el papel que tenía que jugar como joven. La universidad me permitió ver lo que era la injusticia. La discriminación, el juego de las élites. Me permitió descubrir una comunidad de compañeros. De jóvenes que luchábamos por lo mismo. Aunque estábamos en distintas banderas. Me permitió sentir una vocación por lo público. La universidad nos daba el sello de estar relacionados con lo público y lo vivimos, no fue solamente un discurso. Vivimos el sentido de lo social y de lo público, fue el sello que nos dejó en muchos de nosotros.



-Y nunca más tuvimos rectores elegidos por toda la comunidad universitaria.
-Obviamente nunca más esa es una herencia que estamos tratando de romperla. No creo que pueda irme de esta universidad si ver que otra vez la universidad rescata la triestamentalidad, aunque ha habido intentos y se están haciendo algunas cosas, siendo justos, pero hay que abrir más las fronteras a aquellos que menos tienen para que puedan llegar acá.

-Y golpe destruye la UTE, universidad donde Allende iba a anunciar el plebiscito que habría evitado el baño de sangre que castró y frustró a toda una generación.
-Confirmo esa apreciación, porque para muchos que éramos demócratas cristianos de corazón, el impacto de perder el gobierno legalmente constituido fue tan grande que nos dimos cuenta que habíamos derrochado energías y fuerza por pelear y no por haber hecho un gran frente. Lloramos mucho por Víctor jara y por muchos otros. La DC tuvo dos escisiones fuertes, el MAPU y la Izquierda Cristiana, por lo tanto nosotros sabíamos que ambos que habían sido nuestros amigos y compañeros, estaban viviendo en peligro. Nos empezamos a preocupar de ellos. Muchos de nosotros apoyamos, también reconozco que hubieron sectores que a lo mejor estuvieron muy contentos, pero la Juventud Demócrata Cristiana dudo que hayan habido voces, no, pueden haber habido voces creo que hoy todavía hay algunos escondidos por ahí, públicamente, pero que no recuerdan esos momentos, como lo hago yo de dolor. De pena, por un gobierno democrático que había sido barrido con violencia, con dolor, pero que nosotros habíamos sido gran responsable, por haber sido también entre todos, incapaces de formar una gran alianza juvenil de defensa por un movimiento social.



-Allende pudo haber hablado el día 11 en la UTE y dirimido las diferencias políticas.
-Efectivamente, y probablemente habríamos estado muchos apoyando a un presidente Allende en esa coyuntura. Pero nos nublamos, se nos nubló la vista, estábamos tan seguros que era tan remoto un acontecimiento y un evento como fue la dictadura militar, porque hay que decirlo, no fue pronunciamiento, fue dictadura militar, fue tan violento que obviamente nos remeció a todos y ahí me di cuenta que mi vocación no era por una línea política, sino que mi vocación era por la democracia y por la tolerancia.
Después me fui al extranjero, estuve 9 años en Venezuela, patria que me recogió y ahí fue cuando aprendí a entender que más importante que las fronteras ideológicas que teníamos, era la condición de seres humanos luchando por un solo propósito

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