lunes, 6 de octubre de 2008

AMALIA MUÑOZ, ALUMNA DE INGENIERIA QUIMICA, ECHADA DE LA UTE EN 1973, POR SER HIJA DE OBRERO



LOS INOLVIDABLES DIAS DE LA UTE DE ANTOFAGASTA

Amalia Muñoz, está feliz de haber vivido los años de la Unidad Popular y de luchar por un mundo mejor estudiando en la UTE, pero desde el 11 de septiembre de 1973, todo se fue al suelo, por eso es tan emocionante volver a ver a algunos compañeros a quienes dejó desde esa misma fecha, porque como muchos eran de fuera de Antofagasta, tuvieron que regresar a sus casas, a Santiago en el caso de ella, otros a Copiapó, a La Calera, a La Serena, otros a Concepción, porque a Antofagasta llegaron estudiantes de todo Chile y el golpe les cortó sus brazos.

Recuerda que al ser cerrada la Universidad, los chiquillos que vivían en el pensionado quedaron en el aire. Ella arrendaba una pieza, porque se había casado y con su compañero no tenían dinero para volver a la capital, él estudiaba en la Universidad de Chile y trabajaba como funcionario, y ese mismo día quedó cesante, y tuvieron que conseguir plata para volver a Santiago, donde estaban sus familias, además tenían un bebé, recién nacido y tuvieron que salir arrancando de Antofagasta, porque a su marido lo buscaban, porque estaba en las listas de la dictadura por ser dirigente universitario, así que aquellos días fueron terribles.



Por eso encontramos hoy, para recordar los que nos pasó aquellos días, es muy emotivo, este reencuentro con jóvenes antofagastinos, especialmente porque todos siguen pensando lo mismo y siguen siendo los muchachos de antaño.

Amalia añade que muestros días de universitarios de la UTE, nos unió para siempre como hermanos. Íbamos juntos a todas partes, nos ayudábamos, nos respetábamos, había cariño. Cuando nos proponíamos algo todos apechugábamos. Era una de las pocas mujeres que había en la UTE, llegué a la universidad en 1971, y el segundo semestre de ese año recién ingresó un gran grupo de mujeres, y el 72 se reforzó la llegada de alumnas a la UTE, porque se ampliaron las vacantes y existieron más cupos.

Y la vivencia de aquellos años nos permite comparar con los jóvenes de hoy, porque nosotros éramos sanos, no sé si corresponde decirlo así, pero éramos amigos y hermanos. Cuando íbamos a una fiesta ellos nos iban a dejar a nuestras casas, éramos como los 3 mosqueteros, todos para uno y uno para todos. Muy unidos, especialmente en los trabajos voluntarios, nos cuidábamos entre nosotros, cuidábamos que comiéramos bien, que no nos pasara nada.



Y la ausencia de la UTE fue como que nos cortaron los brazos, porque no pudimos volver a estudiar. En octubre, noviembre se abrió la sede central en Santiago y yo estaba gestionando mi traslado, así que con todos mis papeles, con mis créditos aprobados y hasta como mi guagua, que tenía 3 meses, fui a la Secretaría de Ingeniería Química, para volver a estudiar, y por cierto la UTE estaba vigilada por soldados, a quienes debíamos dejar nuestro carnet, para poder ingresar. Solo así los militares nos permitían hacer nuestros trámites.

Pero no aparecí en ninguna lista de traslados, ni atendieron mis documentos, ni mis ramos aprobados y la señora que estaba a cargo de todo al notar mi molestia de inmediato me amenazó y me advirtió que si seguía alegando por mis derechos, me iba a hacer detener por los uniformados y que el problema iba a ser con la guagua, y enfatizó entonces aténgase a las consecuencias con su hijo y tuve que salir humillada de la UTE.



Y así no pude ingresar de nuevo a la UTE, no hubo cabida para muchos de nosotros, y luego nos costó mucho encontrar trabajo. Yo cursaba 2º años de ingeniería química, así que pasaron años hasta que el 90, cuando volvió la democracia, repostulé como exonerada y el rector de entonces de la USACH no aceptó mi petición y me volvieron a rechazar.

Pero luego pude volver a la UTE de nuevo a hacer un post título en Comprensión del Medio Social y volví a mi universidad.



Por eso Amalia Muñoz cree que la UTE debe volver a ser lo que fue, porque tuvo un gran papel que cumplió con honor, porque albergaba a los hijos de los obreros, a los mismos trabajadores y eso hace mucho falta en Chile, además la UTE tenía un carisma que no tiene ninguna otra universidad del país. En la UTE éramos todos iguales, no había diferencias de clase sociales, lo que hoy día se nota mucho y es una pena.

Además hay que tener en cuenta que nosotros estudiamos gratis, no pagamos por estudiar en la UTE, salvo un arancel diferenciado, solo la matrícula y nada más. Y teníamos distintas becas, y los hijos de los obreros podíamos soñar con ser profesionales universitarios y hoy día es bien difícil y si lo hacen nos encalillamos para que los hijos estudien, o con el crédito universitario se encalillan ellos. Muy distinto de los años de la UTE y de nuestro gobierno popular, que permitió que nuestra universidad creciera, concluye esta frustrada ingeniera química de la UTE.

No hay comentarios:

Publicar un comentario