martes, 6 de enero de 2009

TEBNI PINO, SECRETARIO GENERAL DEL COLEGIO DE PERIODISTAS RECUERDA TRABAJO VOLUNTARIO CON GOYO MIMICA Y LA FEUT EN TERREMOTO DE LA LIGUA


A PROPÓSITO DEL GOYO MIMIÇA

Corría el mes de julio del año 1971 cuando ya casi cerrando el día, Santiago sentía los efectos de un terremoto que, galopando en sus casi 8 grados, dejaba en el suelo gran parte de las provincias de Petorca, La Ligua y alrededores. Iba a ser la gran prueba de fuego del gobierno popular cuando recién completaba 8 meses de gestión y las prioridades se centraban en la equidad, el derecho a la educación superior a los trabajadores y sus hijos, el cumplimiento de las primeras 40 medidas ofrecidas al pueblo luego del histórico triunfo del 4 de septiembre del 70.

En medio del caos que provocó el movimiento telúrico en la zona central, muchos trabajadores, alumnos regulares de un humilde liceo nocturno en Lo Valledor Norte, la mayoría jotosos, imaginábamos la tragedia en el lugar del epicentro, a esas horas una verdadera incógnita dada la escasez de comunicación con las localidades más afectadas. No sería, entre tanto, obstáculo para que la Federación de Estudiantes de la Universidad Técnica del Estado hiciera prontamente un llamado a la juventud a plegarse a la caravana que, al día siguiente y con una organización poco conocida en el país, movilizaría en micros que, de mirarlas, parecían no llegarían nunca al destino, precisamente a La Ligua y Petorca.

El llamado convocaba a los estudiantes a inscribirse y participar de trabajos voluntarios que tenían como fundamento evaluar en terreno el estado de las viviendas, entregar alimentos y ropa para enfrentar, además, el crudo invierno de ese 1971. Así y sin pensarlo demasiado, muchos fuimos los que, sin tener mayor acercamiento a la Universidad, colocamos nuestros nombres en la larga lista de voluntarios y partimos alegremente con la única función de servir, sin saber a lo cierto en qué circunstancia y menos qué sería de provechoso de nuestras inútiles humanidades luego que la preparación técnica o profesional, por estos lados, escaseaba.



Fue en esas circunstancias que conocí al Goyo. Sin prejuicios por tratarse de un estudiante de 4° medio, me acogió como uno más de los suyos, embarcados en un micro que llevaba a estudiantes de la Escuela de Artes y Oficios. Luego de varias horas de viaje por caminos devastados por la fuerza del terremoto, entramos a La Ligua, ciudad que estaba prácticamente en el suelo, con la torre de la iglesia a medio caer, símbolo inequívoco que la naturaleza, allí, se había ensañado con crueldad innecesaria.

Pero no sería aquello que iría a desanimar la caravana de la UTE ni menos la alegría que los jóvenes, liderados por Goyo, entregarían en medio a la incertidumbre, al qué ocurrirá mañana o quizás en un par de horas. Dispuestos en grupos técnicos de acuerdo a la carrera que se estudiaba, los “obreros”, o sea nosotros, lo no alumnos de carreras ingenieriles, las emprendimos cerro arriba para primero encuestar la población, saber de sus carencias, sus necesidades y qué tipo de ayuda era la más urgente y luego entregar los recursos o ponerle el hombro a las tareas requeridas. Crece ahí la figura de nuestro personaje que, sin dar muestras de cansancio, no sólo organiza, como es el puntal más importante a la hora de levantar una viga, encumbrarse por entre calles (¿calles?) polvorientas con un saco al hombro, mostrar con su ejemplo que antes de dirigente, es el más entusiasta, el más comprometido, el más revolucionario.

También el más revoltoso a la hora de distender ambientes, evadir temores, soltar la talla e, incluso, acostarse por las noches de espaldas y empujar con sus pies la débil cabaña de madera que resguardaba del frío nuestros huesos entumecidos, haciéndonos pensar que se trataba de un nuevo temblor, de esos que a cada 10 o 15 minutos sacudía el polvo de la devastada ciudad. Su risotada, fuerte y clara era el prenuncio de carreras atrás del bromista, pero al que se le perdonaba todo porque entendíamos que la verdadera intención era mostrar que, a pesar de la tragedia que se vivía, la alegría no podía estar ausente de las tareas…. porque el país lo requería, porque se empezaba a perfilar el hombre nuevo, porque Chile comenzaba a construir una historia en donde los hombre como Goyo serían fundamentales.

Tebni Pino Saavedra
Secretario General
Colegio de Periodistas de Chile


1 comentario:

  1. somos una fundacion que trabaja en la defenza de los derechos de la mujer y el niño, contamos con un refugio para victima de violencia familiar en la ciudad de la plata-argentina.
    para mas informacion sobre nuestro trabajo, nuestro blog es:
    http://fundacionsotrali.blogspot.com

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