jueves, 30 de abril de 2009

ESTE 1º DE MAYO A LAS 10 HORAS EN LA PUERTA ALAMEDA DE LA UTE-USACH, NOS SUMAMOS A LA MARCHA POR EL DIA INTERNACIONAL DE LOS TRABAJADORES



REIVINDICAMOS QUE EL CONVENIO CUT UTE PUEDE RENACER EN LA USACH
Por eso refresquemos la memoria cuando la UTE abrió sus puertas a los trabajadores:

Aumento de las posibilidades para la educación superior de trabajadores

A comienzos de 1970, la oficina del Convenio CUT-UTE propuso al Consejo superior de la Universidad Técnica matricular a un trabajador, que cumpliese el requisito de la enseñanza media terminada, por cada carrera que la UTE ofrecía en Santiago en sus horas vespertinas, ya fuese en ingeniería de ejecución, pedagogía o en carreras tecnológicas.

El consejo universitario aceptó, lo que significaba un ingreso de unos 22 nuevos estudiantes a la Universidad.
Cuando se publicó el aviso en los diarios y se concedió un plazo breve por la proximidad de la iniciación del período de clases, se presentaron más de 500 postulantes obreros que estaban trabajando en la industria y . . . ¡que tenían terminada su enseñanza media!

Estos trabajadores no habían tenido la oportunidad de seguir sus estudios y ahora se les ofrecía esta ocasión en cursos vespertinos. Naturalmente que no se podía admitir a los 500.

La oficina del convenio se dirigió nuevamente al consejo superior para solicitarle su consentimiento, esto es, la aceptación de dos trabajadores por curso, llegándose a cerca de 50 que fueran seleccionados por sus calificaciones en la enseñanza media, de acuerdo a las normas vigentes. Así, estos trabajadores estaban en su actividad laboral durante el día y, al atardecer, se encaminaban hacia sus estudios universitarios.

De igual manera, ese mismo año, cuando se abrió el Instituto Tecnológico en Calama junto a las minas de Chuquicamata con las siguientes carreras tecnológicas : perforación y explosivos, mantención eléctrica, mantención mecánica, mineralurgia del cobre y seguridad en faenas mineras ; las matrículas se llenaron inmediatamente con mineros que tenían su enseñanza media terminada y que acudieron en número superior a las vacantes disponibles, por lo que hubo de realizarse una selección entre los presentados.

Estos y otros hechos revelaron :
A) que existía un gran número de trabajadores que tenían su enseñanza media terminada y, a la vez, que estaban ansiosos de estudiar, y que obviamente por que no lo habían hecho antes porque no habían tenido la oportunidad ni había existido la predisposición para concedérsela ;

B)la necesidad de llevar la universidad hasta sitios de trabajo ; aquellos mineros de Chuquicamata jamás hubieran podido estudiar si no hubiese instalado un Instituto Tecnológico en Calama que está a quince minutos del centro minero y que posteriormente fue trasladado a Chuquicamata en un edificio que le entregó la empresa minera, ya nacionalizada,

y c) que las carreras tecnológicas eran el vehículo más apropiado para llegar hasta los trabajadores que deseaban estudiar o a quienes se les podía despertar otra vez sus deseos de hacerlo.

Además, era importante tomar en consideración que muchos obreros, por gran entusiasmo que pusieran por estudiar, se encontraban un tanto limitados por la falta de entrenamiento y de método, ya que llevaban varios años alejados del pupitre de estudiante y junto al banco industrial.

Por eso era conveniente en grado sumo ofrecerles otras posibilidades diversas a las carreras convencionales en la universidad, de cinco o seis años de duración, que le harían perder el aliento de sólo imaginar tan largo plazo de estudios. En cambio, las carreras tecnológicas, de cinco semestres de duración, les iban a parecer a muchos de ellos más accesibles, más realizables y de un tiempo de espera más razonable para una promoción en sus conocimientos y, probablemente, en su status.

No era difícil encontrar profesores para las carreras tecnológicas.
Era importante la base general y, la especialización que en muchos casos se realizaba a través de ingenieros de la industria o la mina que actuaban gustosamente como profesores. Es por ello que estos cursos se podían instalar en lugares distantes de los centros científicos importantes del país. Esto fue lo que creó las condiciones para que pudiera formularse la idea de llevar la universidad a los sitios de trabajo, lo que se verá en detalle en el capítulo siguiente.

El profesor Florentino Rojas, del convenio de la universidad con el mineral "El Teniente", escribía:

La Universidad Técnica se ha colocado a la vanguardia del compromiso con los requerimientos de nuestra sociedad en transición y si ha abierto esta hermosa, justa y anhelada compuerta del perfeccionamiento para los trabajadores, no se debe a una posición paternalista, sino a la convicción profunda de que ésta es la verdadera función que debe cumplir: capacitar a nuestros connacionales para impulsar vigorosamente el enriquecimiento de nuestros recursos humanos, lo que permitirá aprovechar en mejor forma nuestra riqueza potencial.



Enrique Kirberg B., "Los nuevos profesionales",
Este libro es el documento más importante de este sitio: un recuento de la Reforma de la UTE (1968-1973) escrito por su protagonista fundamental.
El libro se encuentra agotado y el texto no está en ningún otro sitio Web.
http://www.ute.cl/

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