jueves, 28 de mayo de 2009

Ni con 42 balazos mataron a Victor Jara, orgullo de la UTE y de Chile, porque él es inmortal


Mi homenaje a Víctor Jara. Óleo acrílico, 1979 (en Suecia).Carlos Fernando Matamala Rivas("Matasanos").Vía Dante

ANOCHE CONVERSÉ CON VICTOR JARA

Iris Aceitón

La primera vez que te vi, fue en el parque forestal. Yo era una niña que de la mano de mi padre, recorría la fiesta del arte, y de la cultura que se organizaba a propósito de la campaña presidencial a favor del Doctor Salvador Allende.

Entre los puestos de artesanos, pintores, tejedoras, actores y saltinbanquis, llegó a mis oídos esa melodía y tu voz inconfundible.
A medida que me acercaba al sencillo escenario, tú, entero, te hacías más perceptible:

” Voy a hacer un cigarrito, A ver si encuentro tabaco”.

Todo vestido de negro, con ese pelo también negro y enmarañado, negro como tus ojos que iluminaban tu varonil rostro. “Ayy Ayy me queris, Ayy Ayy me queris. Y esa sonrisa grande, franca.

Me hice mujer admirando tu canto. Ya en la Universidad era habitual encontrarte. Recuerdo una especial vez en que coincidimos en el Restaurante chino Lung Fung, que quedaba en Agustinas con Miraflores, fue después de una concentración en apoyo a nuestro Presidente. Los dos vestíamos nuestra camisa amaranto, yo andaba con Giorgio, mi compañero de siempre, tú estabas con Joan, tu compañera de toda la vida.

El fatídico 11 de Septiembre te vi por última vez en uno de los patios de la Escuela de Artes y Oficios de nuestra Universidad. Estabas junto a Patricio Pumarino, apoyado en tu inseparable guitarra.
Te saludé, me piropeaste. Todavía con la absoluta inconciencia de no conocer la magnitud de la tragedia que azotaría a nuestras vidas y nuestro querido país.

Y entramos al túnel del horror, nos rodean las hordas fascistas, nuestra casa de estudios está sitiada.
Somos muchos y tú estas con nosotros.
Somos cientos y tú estas con nosotros.
Nos aprisionan, nos torturan.
La UTE es bombardeada, mancillada y tú estas con nosotros.
Apiñados como bestias nos llevan al Estadio Chile y ti te llevan con nosotros.



Aparece tu cuerpo acribillado.
Una, dos, tres balas no bastaron.
Fueron diez, veinte, treinta, cuarenta y no morías.

Nunca alcanzaron ni siquiera a comprender los pobres verdugos que eras “inmortal”.
Y tu figura emerge desde la escoria humana.
El mundo entero reconoce tu obra.
Tu canto te proyecta hacia el infinito.

Joan, tu amor sólo vive para hacerte justicia.
Sube montañas, recorre mares, trepa hasta el cielo y se interna en el infierno en busca de tus asesinos.



Nuestro Osiel Núñez, el Presidente de la FEUT 73.
El que no se permitió morir para quedarse entre nosotros, buscando tu verdad y la verdad de tantos; la que algún día nos hará libres nuevamente.

Osiel me pide que le acompañe a la Fundación que lleva tu nombre. Después de tantos años vuelvo a ver a tu Joan.
Está hermosa, digna, venera tu recuerdo. Incansable, investiga, pregunta, saca y agrega piezas al enorme puzzle que encierra tu asesinato. Conozco a tus hermosas hijas. Manuela tiene tu sencillez, tus ojos, tu sonrisa.

Ha pasado casi un invierno completo. Desde el aeropuerto Osiel me llama por teléfono ¡Está detenido el autor material! ¡Detuvieron a tu verdugo, Vitoco!

El Canal 7 da la noticia. Observo el rostro de tu posible asesino. Tenía en ese entonces apenas 18 años, era un conscripto cuando trataron de matarte.

Se llama José Adolfo Paredes Márquez.



Su rostro no me dice nada.
Muestran el Estadio Chile.
Lo recorro con la cámara, tengo un nudo en la garganta.
Suena el teléfono. Es Osiel nuevamente, ahora de Antofagasta.
Está emocionado. ¡Por fin sabremos la verdad!, me grita.

¡Estamos tan cerca del final, de la verdad! Si, si Osiel, apenas logro contestarle.

Pronto sabremos quién o quiénes ordenaron acribillarte.
¡Y pensar que los ilusos pensaron alguna vez, que lograrían matarte!

Mayo 2009

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