viernes, 12 de marzo de 2010

¡LE SOBRÓ EL ANCHO, PRESIDENTA!



¡LE SOBRÓ EL ANCHO, PRESIDENTA!

¡Chutas, por no decir putas!, que les costó a los hombres de la Concertación darse cuenta que Ud. era la candidata a Presidenta que la gente queríamos, “le hicieron la cama” desde el comienzo. En sus mentes pobladas de resabios misóginos no les cabía tamaña locura, los nombres de otros próceres se atropellaron con sus afanes de servicio público. Pero se escuchó esta vez la voz del pueblo, o de la gente como se dice hoy, y finalmente Ud. fue ungida como la primera Presidenta de Chile, como la Primera mujer Presidenta del Continente, dándole paso a la merecida y necesaria inserción de la mujer en la política en el mundo.

Los problemas reales y las zancadillas se sucedieron minuto a minuto. Los pingüinos, el Transantiago, el terremoto en Tocopilla, la erupción del volcán Chaitén. Junto a semejantes desafíos, las esbeltas y recicladas dirigentas de la derecha con la fatuidad que las caracteriza la encontraron “gorda y mal vestida”. Para un mórbido y esotérico comentarista, representante del más recalcitrante pinochetismo, a Ud., Señora Presidenta, no le daba el ancho. Cualquiera que tuviera un segundo de acceso a los medios, podía repetirlo a los cuatro vientos: “A la Presidenta no le da el ancho”

Michel Bachelet, seguía resistiendo, de la misma manera, que lo hizo cuando supo de la “muerte asesinato” de su amado padre, como cuando supo de la prisión y tortura de su querida madre, con el mismo estoicismo que soportó su propia prisión y tortura. Su gobierno, como ninguno otro se preocupó de los más pobres, la pensión de las mujeres, la defensa y los derechos de los niños, el acceso a la vivienda digna, su derecho a la salud y a la educación, etc, etc.

Y la madre tierra, enojada, al ver que los chilenos éramos tan huevones al elegir como Presidente del país a Sebastián Piñera, nos mandó un sacudón casi grado nueve en la escala de Richter. Nuestro querido Chile volvió a ser el mismo de siempre, dolido, tembloroso, ladrón, humilde, solidario. Y a Ud. Presidenta la sentimos más cerca que nunca, más humana y accesible. Por allá saltaron los fiscales de la vida, los acusadores de la muerte. Un viejo periodista, cuyos suspensores apenas le sujetan sus anchos guardapeos, dueño absoluto de la verdad, Moscciati, o como se llame, la interpeló: No reaccionó con la prontitud que la ocasión lo ameritaba, sólo a las cuatro horas después de la catástrofe, Bachelet sobrevolaba la zona siniestrada, nadie ha sido capaz de explicar la razón del porqué su piloto particular no estuvo cuando Ud. lo precisó. “No quiere sacar a los militares a la calle, les tiene miedo, opinaron los “opinadores”. Si no les tuvo miedo cuando era una simple estudiante de medicina y la torturaron salvajemente, ¡Qué miedo puede tenerles ahora en una democracia afianzada y a Ud. como Presidenta de Chile! Le falta liderazgo agregó el inefable periodista en su verborréico y desenfrenado machismo.

Cuando el huracán Katrina azotó las costas de Nueva Orleans en USA, dejando la barbarie de más de 1600 muertos, el presidente de la nación más poderosa del mundo, estaba veraneando y tardó cuatro días en visitar la zona del desastre.

La vamos a extrañar Presidenta, con sus trajes dos piezas que acusan un eminente sobrepeso, la vamos a extrañar con su risa espontánea y sus salidas de protocolo, le vamos a extrañar su voz profunda que denota toda su inteligencia, vamos a extrañar sus ojos claros, profundos, límpidos y sencillos como su alma.

Presidenta Michel Bachelet, el 84% de los chilenos la queremos entrañablemente, jamás olvidaremos lo que Ud. hizo por nosotras las mujeres y por Chile entero, el otro 16% la respetan. Estamos convencidos que no tiene y nunca tuvo problemas de liderazgo. Estamos convencidos que le sobró el ancho, querida Presidenta.
Atentamente
Iris Aceitón



Algo para recordar
Saludos
Emilio

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