domingo, 23 de mayo de 2010

CIRO OYARZÚN RECUERDA EL APORTE DE LOS JOVENES DE LA UTE EN EL TERREMOTO DE 1960 Y LA POBLACION FEUT DE LOS ANGELES



El Terremoto de 1960 y los jotosos de la UTE

Cuando el sismo que azotó principalmente el sur de Chile en 1960 –según la información especializada, el más fuerte a nivel mundial desde que se tiene registro- los estudiantes de la Universidad Técnica del Estado, dirigidos por su Federación (FEUT), se sumaron a la ayuda a los damnificados. Participaron centenares de estudiantes. Los jóvenes comunistas tuvieron en ello una posición de vanguardia.
Tomando como base de operaciones la Escuela de Artes y Oficios se organizaron colectas. Todo era bien venido, especies o dinero. En el gimnasio de la escuela se clasificó y organizó lo recolectado, incluidos unos 3 millones de escudos que era la moneda de la época. Tomamos la decisión de ir a la ciudad de Los Ángeles a construir viviendas de emergencia.

A los jóvenes comunistas de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile les pedimos que nos hicieran un diseño simple de vivienda prefabricada y así fue hecho. Obtuvimos una cierta cantidad de tambores de aceite lubricante vacíos, de esos de 200 litros. Con una empresa del barrio Estación Central logramos desarmarlos y convertirlos en tejas acanaladas para los techos que teníamos en nuestra imaginación levantar. Así fueron empleados. Supongo que las casas pueden haber desaparecido, pero los techos con acero de ese espesor aún deben estar conformando algunas techumbres.

Reunida gran cantidad de material de construcción, más la treintena de jóvenes que viajaríamos a hacer realidad el noble empeño, nos hacía falta ayuda externa. Optamos por pedirla al Gobierno. Solicitamos una entrevista con el Ministro del Interior, el Dr. Sótero del Río. No recuerdo ahora si uno de la comisión era mi camarada Leo Fonseca, ni tampoco del tercero. Pero bueno, no viene a cuento. Lo importante es que, en la solemne entrevista en medio de la tragedia nacional, le pedimos al Ministro ayuda en camiones y buses. Nada fue otorgado. Nos despedimos diciéndole al Ministro, con toda la irreverencia de que es capaz la juventud y, en este caso, con toda la indignación posible, que le agradecíamos al Gobierno la falta de ayuda en nombre de los damnificados de Los Ángeles.

Arrendamos camiones y buses y partimos al sur. Con nosotros todo nuestro entusiasmo y solidaridad. El bus arrendado resultó ser un fiasco, era uno corriente pintado de interprovincial. Enchulado diríamos hoy. Nos quedamos botados en Linares con largas horas de espera hasta que arribara el de reemplazo.

Llegados que fuimos a la ciudad de Los Ángeles nos instalamos en las áreas de la Escuela Industrial, cuyos talleres estaban operativos. Un grupo, encabezado por Leo Fonseca, se trasladó a la cordillera a comprar la madera necesaria. Volvieron con ella cargada en carros de arrastre tirados por tractores de la Municipalidad, cantando sobre la carga, como felices leñadores, el Himno de la de la Universidad y el de la Escuela de Artes y Oficios.

En los talleres de carpintería se organizó la producción en serie. Se trabajó día y noche cortando la madera virgen según los planos de nuestros camaradas arquitectos. Otro equipo armaba los paneles que constituirían las viviendas por nosotros imaginadas. El taller contaba con sierras de disco y de huincha. La producción era continua, día y noche, y de alta eficiencia Línea 1: corte de listones y ensamblaje de la estructura; línea 2: corte de las tablas. Todo lo cual convergía a la línea de armado de los paneles

En paralelo solicitamos reunión con el Intendente y el Alcalde. Al primero le pedimos que, dada la emergencia decretada por el Gobierno, expropiara durmientes viejos de ferrocarril almacenados en los terrenos de la Empresa de Ferrocarriles del Estado, que pensábamos emplear como bases de las viviendas a construir. El, oficial del ejército retirado, se negó al principio. Lo convencimos y así lo hizo.

Al Alcalde le pedimos que cediera terrenos municipales para construir las viviendas que soñábamos. Nos acompañó en el empeño. Es necesario aclarar que ambos se veían sobrepasados, sin razón, en sus funciones, pero sí en sus concepciones políticas. Nuestra actitud era de acción urgente, diríamos que revolucionaria, como correspondía a las circunstancias. Ello creaba cierto escozor, más cuando en la dirigencia destacábamos jóvenes comunistas.

Una vez definido el terreno a emplear, otro grupo de estudiantes se dedicó a definir el emplazamiento de las viviendas, el trazado de las calles y su terreno circundante. Luego vendría el traslado de paneles con un tractor, el entierro de los durmientes, el levantamiento de los paneles, la conformación del techo y digamos que casa de emergencia terminada. En el patio un pozo ciego como excusado. Todo esto con la colaboración de los damnificados.

Teníamos un programa en una radio local donde diariamente informábamos a la población de cuantas casas había terminado la Federación de Estudiantes de la Universidad Técnica del Estado. FEUT decíamos simplemente.

La mayor parte nos alojamos en las instalaciones de la Escuela Industrial y algunos otros en casas de gente solidaria. También se preparaba la comida.

Un día que llovía a cántaros y no teníamos combustible para calentar agua, hicimos un llamado a la población a través de la radio. Era impresionante y emocionante, y más adrenalina nos inyectaba, ver a las mujeres con vasijas de agua caliente agrupadas en la puerta del recinto.

En medio de la hazaña, porque sí que lo era cuando uno lo mide a distancia, se creó un conflicto político. Nos llaman a los dirigentes a una reunión a la Intendencia con el Alcalde, militante del Partido Conservador, también presente. Argumentan que nosotros estamos haciendo labor política y plantean que las casas que construyamos se las entreguemos a las autoridades del pueblo para que ellas las asignen. Se armó el pandemónium. Argumentamos que los que querían hacer política a costa de nuestro trabajo eran ellos, que nuestras viviendas eran desmontables y que las trasladaríamos a otro pueblo cercano (efectivamente otro Alcalde nos había pedido ayuda y ofrecido también ayuda). Todo murió allí. Seguimos victoriosos en Los Ángeles, con el acuerdo de que una parte de las viviendas las entregaríamos nosotros y otra se haría por medio de la Visitadora Social de la Municipalidad quien, dicho sea en su mérito, nos ayudó en las entrevistas a los pobladores para definir a quién se beneficiaba y actuó con profesionalismo en las adjudicaciones.

Terminada la hermosa aventura, dejamos 50 casas de emergencia entregadas a sus moradores más dos viviendas para el Comité de Vecinos o Pobladores, para su sede social y otras actividades.

En la imprenta del Partido Comunista de la ciudad imprimimos “CERTIFICADOS DE PROPIEDAD”, con letras doradas, que les entregamos en acto solemne a los propietarios. Los aleccionamos a que si alguien quería desplazarlos, a futuro, del lugar, mostraran dichos títulos como argumento. Las quimeras y el romanticismo no tienen límites.

En dicha imprenta se editaba un pequeño periódico titulado La Chispa. En él también se divulgaron nuestros esfuerzos.

Destacable es la ayuda que nos brindó el abogado Luis Tejeda Oliva, regidor del Partido Comunista, conocido por todos como “El Profesor”.

A ese micromundo construido en medio del desamparo le pusimos el nombre de POBLACION FEUT. Sus calles, con carteles y todo: Escuela de Artes y Oficios, Escuela de Ingenieros Industriales, Instituto Pedagógico Técnico…Al menos diez años después supe que esa población de casas de emergencia aún existía, con ese nombre y con sus calles.

Después del hermoso trabajo de hacer cosas y concluida la tarea, queda en mi imaginario personal el acto político en que hacemos formalmente entrega de las viviendas, dejamos organizado el Comité de Pobladores o como quiera que se llame. Alguien quiere regalarnos una gallina para el viaje. Le decimos que para nosotros lo mejor es que se la coman ellos y celebren de ese modo. Es de noche y llueve y hace frío en Los Angeles. La tropa de jóvenes románticos y revolucionarios sube al bus y se encamina de regreso a Santiago.

Atrás quedaba la obra realizada como símbolo de lo mejor de la entrega del ser humano.

CIRO OYARZUN
INGENIERO ELÉCTRICO DE LA UTE
DIRIGENTE FUNDADOR DE LA FEUT
TRABAJÓ EN CUBA JUNTO AL CHE GUEVARA

No hay comentarios:

Publicar un comentario