PALABRAS DEL VICERECTOR DE VINCULACION CON EL MEDIO DON SERGIO GONZALEZ RODRIGUEZ
Celebración
del Centenario del Nacimiento del Rector Enrique Kirberg
Salón
de Honor, 30 de julio de 2015.
Buenas tardes.
Bienvenidos/as
Quiero en el nombre del Rector Dr. J.M Zolezzi Cid y
en el mío propio agradecer a los gestores de este acto, a la Corporación UTE
USACH.
Nos reúne un motivo de alegría, de nostalgias y de
reflexión. Hoy está de cumpleaños don Enrique Kirberg, el rector de la reforma.
Cumple cien años, centenario que celebramos junto a esta pintura de Roberto
Matta que ya era parte del patrimonio cultural de nuestra universidad cuando la
comunidad universitaria, en 1968, eligió a don Enrique como su rector. Llamo la
atención sobre esta pintura, porque la
figura del rector Kirberg también está asociada a la promoción y divulgación
del arte y la cultura. A la extensión universitaria efectiva que acercó la
actividad académica con los mundos de los artistas e intelectuales y el mundo
de los trabajadores. Son muchos los nombres que han dado brillo a nuestra
cultura y a nuestra universidad. Es parte de un legado amplio y fructífero, de
quien naciera hace cien años, un 30 de julio de 1915, hijo de inmigrantes.
Celebramos este centenario con especial afecto por
quien está presente en la memoria institucional como una figura señera en la
historia de nuestra casa de estudios, recordado como alumno, dirigente
estudiantil, académico y rector de nuestra universidad. El rector de la
reforma. Enrique Kirberg Baltiansky condujo y proyectó los ideales
reformistas de una generación que en la década de los años sesenta impulsó la
modernización de esta casa de estudios dando vida al proceso de Reforma
Universitaria.
Es conocida
la tragedia vivida por nuestro país y por nuestra universidad desde el 11 de
septiembre de 1973. Sabemos que el golpe se inició esa madrugada con el
sabotaje a nuestra Radio Universidad Técnica del Estado. Es sabido lo que
aconteció cuando el resto de la universidad fue tomada por asalto durante el
golpe militar que derrocó al presidente constitucional Salvador Allende. En ese
momento nuestro mensaje era “Por la vida siempre”. Ese era el lema de la
exposición que el Presidente Allende inauguraría ese día. Don Enrique vivió el
destino y oprobio que corrieron muchos estudiantes y académicos de entonces.
Fue llevado, como se sabe, a la inhóspita isla Dawson convertida entonces en
campo de concentración y a otros recintos de prisión política.
Hemos
recordado en la universidad de hoy estas experiencias dolorosas. Y es simbólico
que en estos días nos visite Carmen Gloria Quintana, la estudiante de nuestra
casa de estudios que sufriera uno de los maltratos más feroces de la dictadura.
Debo señalar que en el día de hoy hemos interpuesto por decisión del Rector una
querella a nombre de la Universidad en contra quienes resulten responsables de
estos hechos.
En
esa perspectiva el año 2013 realizamos y coordinamos un vasto programa de más
de 60 acciones sobre la Conmemoración de los 40 Años del mayor quiebre
institucional del Golpe Militar de 1973 que llamamos “Nunca es tarde para decir
Nunca Más” y que aportó a la reflexividad y sanación de parte importante de
nuestras heridas históricas. En ese marco publicamos el Libro Memorial de la
Universidad, actualizado, que da cuenta de las numerosas víctimas que eran
parte de nuestra comunidad universitaria; y, a modo de reparación simbólica,
realizamos una titulación póstuma de aquellos estudiantes a quienes la
dictadura les cambió su destino. El año pasado, por otra parte, articulamos más
de 45 eventos y acciones académicas y culturales sobre la celebración de nuestros
165 años, también con obras que recuerdan con afecto la obra de las
generaciones anteriores y el legado del proceso de reforma.
Y para
este año es la figura de Don Enrique Kirberg y su legado quien articula
nuestras acciones y eventos académicos. Así, tenemos un Programa de más de 50
actividades de divulgación académica, cultural y científica que incluyen desde
la plantación de olivos en el Memorial de la Dignidad, apoyando una iniciativa
de la Corporación Solidaria UTE-USACH y la exposición “Kirberg 100 años,
vida de un rector” que inauguráramos
ayer en el Espacio Isidora Aguirre. Y de ahí en adelante un nutrido programa
hasta el mes de octubre.
Desde
que hace algo más de dos años cuando fue creada nuestra Vicerrectoría hemos
dado centralidad a parte importante de las acciones de nuestra institución. Lo
entendemos como un eje articulador de las actividades académicas y culturales
de vinculación con el medio interno y externo que realizamos de manera
sistemática. Así, cuando planteamos esta articulación a las autoridades de
nuestra Casa de Estudios la respuesta fue unánime y entusiasta. Además,
entendemos que lo obrado constituirá parte importante de nuestro Estudio y
acciones en torno a la Huella Cultural de la institución. Lineamiento que se
encuentra entregado como mandato por nuestro actual Plan Estratégico.
Es
muy significativo que la figura del Rector Kirberg nos convoque y alimente la
reflexión en este Año de la vapuleada Reforma a la Educación Superior en el
país.
Para
ejemplificar la relevancia desde lo específico de la figura emblemática de Don
Enrique permítanme traer a este salón de honor un episodio ocurrido en isla Dawson,
que ayer compartimos con quienes asistieron a la inauguración de la exposición
dedicada al rector Kirberg:
Pedro
Felipe Ramírez, ex ministro del Presidente Allende y actual embajador de Chile
en Venezuela, recuerda la templanza de don Enrique Kirberg cuando ambos
compartieron la prisión política en Isla Dawson: los llevaron al trabajo
forzado en un camión. “En un momento determinado –cuenta Pedro Felipe Ramírez- tuvimos
que cargar los postes, que estaban apiñados a la vera del camino; después nos
llevaron a unos cinco o seis kilómetros del campamento, donde teníamos que
seguir colocando postes. Debíamos irlos botando del camión cada cincuenta o
sesenta metros, y me acuerdo que don Enrique iba abajo siguiendo el camión
junto con Puchito [Osvaldo Puccio hijo]. Los otros íbamos arriba botando los
postes y caían de una manera muy curiosa, porque daban unos botes, y eso le
gustaba mucho a don Enrique, y parecía un niño chico riéndose cada vez que
botábamos uno de esos postes. A mí me pareció curioso eso, porque demuestra
mucho la personalidad de don Enrique. Es un hombre maduro, intelectual serio,
rector de una Universidad, que gozaba con las cosas pequeñas y que trabajaba
con gran alegría. Él decía que, bueno: ya que tenía que hacerlo, ya que estaba
obligado a hacerlo, tenía que tratar que fuera un trabajo con alegría, con
creación personal, con el objeto de tratar de sentir lo menos posible que era
un trabajo obligado. Siempre dejábamos que él fuera el ingeniero: alineaba los
postes, daba la indicación exacta donde tenían que hacerse los hoyos, y para
fregarlo, a veces, nosotros los poníamos corridos unos 10 ó 15 centímetros,
cosa que le molestaba mucho”. Hasta ahí el relato de Pedro Felipe Ramírez. Curiosamente,
el testimonio encarna en don Enrique Kirberg el lema de nuestra universidad:
“el trabajo es nuestra alegría”. El episodio narrado ilustra la mirada y la
ética que tenía Kirberg ante la vida. Todo un ejemplo, digno de ser conocido
por las nuevas generaciones que crecen en nuestra universidad y que cruzan la
calle “Enrique Kirberg”, frente a esta rectoría, sin saber quizás lo que
encierra ese nombre que ya es parte de nuestra cotidianidad.
Como
sabemos, después de la experiencia en Dawson y otros recintos, que supo
enfrentar con optimismo, entregando un ejemplo de entereza a sus compañeros de
prisión, vivió el exilio. En él pudo sistematizar su experiencia en el proceso
de reforma universitaria, que dejó registrada en su libro “Los nuevos
profesionales”, que se publicó en México.
Nuestro
propósito es rescatar el pensamiento del rector Kirberg, darle vida en la
actualidad como parte de nuestro patrimonio, de nuestra huella cultural y
ejemplo de los valores que están en el ADN de nuestro sello institucional. Así,
publicaremos este año una selección de sus discursos más significativos que
tienen correspondencia con la Reforma Universitaria y su pensamiento sobre los
Objetivos de la Universidad. También editaremos el libro “La UTE vive”, con
memorias y testimonios de la reforma universitaria en la Universidad Técnica
del Estado; obra, editada por Tomás Ireland y Francisco Rivera y con los
cuidados de edición de Mario navarro., que contempla escritos de algunos de sus
más cercanos colaboradores; y por protagonistas, de diversos estamentos, que
concibieron la educación pública como uno de los motores del cambio social. En
esta línea, de la reflexión universitaria a partir de la obra y pensamiento del
rector Kirberg, haremos un Seminario de alto nivel bajo el lema: De
Kirberg al siglo XXI: universidad formadora y transformadora. También la Exposición ya mencionada, “Kirberg 100
años: vida de un rector”, realizada con documentación de nuestro Archivo
Patrimonial y aportes proporcionados por la Sra. Inés
Erazo, viuda de Kirberg y sus hijas, quien hiciera hace algún tiempo la
donación a la universidad de
la biblioteca personal de su esposo, con más de mil 500 textos en español e
inglés, junto a documentos y discursos. Para el conjunto de nuestra
universidad, así como para esta Vicerrectoría de Vinculación con el Medio, es
un honor participar en estas actividades que buscan preservar la memoria de una
de las figuras más emblemáticas de la historia de nuestra Institución.
Queremos que el pensamiento y la figura de Don Enrique
Kirberg esté presente no solo en nuestra memoria sino también en nuestro
presente. Con la figura del rector Kirberg queremos reafirmar que somos hoy lo
que hemos sido y, sobre este sello nos proyectamos y construimos nuestro
futuro.
Gracias.
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