domingo, 2 de agosto de 2015

PALABRAS DEL VICERECTOR DE VINCULACION CON EL MEDIO DON SERGIO GONZALEZ RODRIGUEZ


Celebración del Centenario del Nacimiento del Rector Enrique Kirberg

Salón de Honor, 30 de julio de 2015.

Buenas tardes.

Bienvenidos/as

Quiero en el nombre del Rector Dr. J.M Zolezzi Cid y en el mío propio agradecer a los gestores de este acto, a la Corporación UTE USACH.

Nos reúne un motivo de alegría, de nostalgias y de reflexión. Hoy está de cumpleaños don Enrique Kirberg, el rector de la reforma. Cumple cien años, centenario que celebramos junto a esta pintura de Roberto Matta que ya era parte del patrimonio cultural de nuestra universidad cuando la comunidad universitaria, en 1968, eligió a don Enrique como su rector. Llamo la atención  sobre esta pintura, porque la figura del rector Kirberg también está asociada a la promoción y divulgación del arte y la cultura. A la extensión universitaria efectiva que acercó la actividad académica con los mundos de los artistas e intelectuales y el mundo de los trabajadores. Son muchos los nombres que han dado brillo a nuestra cultura y a nuestra universidad. Es parte de un legado amplio y fructífero, de quien naciera hace cien años, un 30 de julio de 1915, hijo de inmigrantes.

Celebramos este centenario con especial afecto por quien está presente en la memoria institucional como una figura señera en la historia de nuestra casa de estudios, recordado como alumno, dirigente estudiantil, académico y rector de nuestra universidad. El rector de la reforma. Enrique Kirberg Baltiansky condujo y proyectó los ideales reformistas de una generación que en la década de los años sesenta impulsó la modernización de esta casa de estudios dando vida al proceso de Reforma Universitaria.

Es conocida la tragedia vivida por nuestro país y por nuestra universidad desde el 11 de septiembre de 1973. Sabemos que el golpe se inició esa madrugada con el sabotaje a nuestra Radio Universidad Técnica del Estado. Es sabido lo que aconteció cuando el resto de la universidad fue tomada por asalto durante el golpe militar que derrocó al presidente constitucional Salvador Allende. En ese momento nuestro mensaje era “Por la vida siempre”. Ese era el lema de la exposición que el Presidente Allende inauguraría ese día. Don Enrique vivió el destino y oprobio que corrieron muchos estudiantes y académicos de entonces. Fue llevado, como se sabe, a la inhóspita isla Dawson convertida entonces en campo de concentración y a otros recintos de prisión política.

Hemos recordado en la universidad de hoy estas experiencias dolorosas. Y es simbólico que en estos días nos visite Carmen Gloria Quintana, la estudiante de nuestra casa de estudios que sufriera uno de los maltratos más feroces de la dictadura. Debo señalar que en el día de hoy hemos interpuesto por decisión del Rector una querella a nombre de la Universidad en contra quienes resulten responsables de estos hechos.

En esa perspectiva el año 2013 realizamos y coordinamos un vasto programa de más de 60 acciones sobre la Conmemoración de los 40 Años del mayor quiebre institucional del Golpe Militar de 1973 que llamamos “Nunca es tarde para decir Nunca Más” y que aportó a la reflexividad y sanación de parte importante de nuestras heridas históricas. En ese marco publicamos el Libro Memorial de la Universidad, actualizado, que da cuenta de las numerosas víctimas que eran parte de nuestra comunidad universitaria; y, a modo de reparación simbólica, realizamos una titulación póstuma de aquellos estudiantes a quienes la dictadura les cambió su destino. El año pasado, por otra parte, articulamos más de 45 eventos y acciones académicas y culturales sobre la celebración de nuestros 165 años, también con obras que recuerdan con afecto la obra de las generaciones anteriores y el legado del proceso de reforma.

Y para este año es la figura de Don Enrique Kirberg y su legado quien articula nuestras acciones y eventos académicos. Así, tenemos un Programa de más de 50 actividades de divulgación académica, cultural y científica que incluyen desde la plantación de olivos en el Memorial de la Dignidad, apoyando una iniciativa de la Corporación Solidaria UTE-USACH y la exposición “Kirberg 100 años, vida  de un rector” que inauguráramos ayer en el Espacio Isidora Aguirre. Y de ahí en adelante un nutrido programa hasta el mes de octubre.

Desde que hace algo más de dos años cuando fue creada nuestra Vicerrectoría hemos dado centralidad a parte importante de las acciones de nuestra institución. Lo entendemos como un eje articulador de las actividades académicas y culturales de vinculación con el medio interno y externo que realizamos de manera sistemática. Así, cuando planteamos esta articulación a las autoridades de nuestra Casa de Estudios la respuesta fue unánime y entusiasta. Además, entendemos que lo obrado constituirá parte importante de nuestro Estudio y acciones en torno a la Huella Cultural de la institución. Lineamiento que se encuentra entregado como mandato por nuestro actual Plan Estratégico.

Es muy significativo que la figura del Rector Kirberg nos convoque y alimente la reflexión en este Año de la vapuleada Reforma a la Educación Superior en el país.

Para ejemplificar la relevancia desde lo específico de la figura emblemática de Don Enrique permítanme traer a este salón de honor un episodio ocurrido en isla Dawson, que ayer compartimos con quienes asistieron a la inauguración de la exposición dedicada al rector Kirberg:     

Pedro Felipe Ramírez, ex ministro del Presidente Allende y actual embajador de Chile en Venezuela, recuerda la templanza de don Enrique Kirberg cuando ambos compartieron la prisión política en Isla Dawson: los llevaron al trabajo forzado en un camión. “En un momento determinado –cuenta Pedro Felipe Ramírez- tuvimos que cargar los postes, que estaban apiñados a la vera del camino; después nos llevaron a unos cinco o seis kilómetros del campamento, donde teníamos que seguir colocando postes. Debíamos irlos botando del camión cada cincuenta o sesenta metros, y me acuerdo que don Enrique iba abajo siguiendo el camión junto con Puchito [Osvaldo Puccio hijo]. Los otros íbamos arriba botando los postes y caían de una manera muy curiosa, porque daban unos botes, y eso le gustaba mucho a don Enrique, y parecía un niño chico riéndose cada vez que botábamos uno de esos postes. A mí me pareció curioso eso, porque demuestra mucho la personalidad de don Enrique. Es un hombre maduro, intelectual serio, rector de una Universidad, que gozaba con las cosas pequeñas y que trabajaba con gran alegría. Él decía que, bueno: ya que tenía que hacerlo, ya que estaba obligado a hacerlo, tenía que tratar que fuera un trabajo con alegría, con creación personal, con el objeto de tratar de sentir lo menos posible que era un trabajo obligado. Siempre dejábamos que él fuera el ingeniero: alineaba los postes, daba la indicación exacta donde tenían que hacerse los hoyos, y para fregarlo, a veces, nosotros los poníamos corridos unos 10 ó 15 centímetros, cosa que le molestaba mucho”. Hasta ahí el relato de Pedro Felipe Ramírez. Curiosamente, el testimonio encarna en don Enrique Kirberg el lema de nuestra universidad: “el trabajo es nuestra alegría”. El episodio narrado ilustra la mirada y la ética que tenía Kirberg ante la vida. Todo un ejemplo, digno de ser conocido por las nuevas generaciones que crecen en nuestra universidad y que cruzan la calle “Enrique Kirberg”, frente a esta rectoría, sin saber quizás lo que encierra ese nombre que ya es parte de nuestra cotidianidad.

Como sabemos, después de la experiencia en Dawson y otros recintos, que supo enfrentar con optimismo, entregando un ejemplo de entereza a sus compañeros de prisión, vivió el exilio. En él pudo sistematizar su experiencia en el proceso de reforma universitaria, que dejó registrada en su libro “Los nuevos profesionales”, que se publicó en México.

Nuestro propósito es rescatar el pensamiento del rector Kirberg, darle vida en la actualidad como parte de nuestro patrimonio, de nuestra huella cultural y ejemplo de los valores que están en el ADN de nuestro sello institucional. Así, publicaremos este año una selección de sus discursos más significativos que tienen correspondencia con la Reforma Universitaria y su pensamiento sobre los Objetivos de la Universidad. También editaremos el libro “La UTE vive”, con memorias y testimonios de la reforma universitaria en la Universidad Técnica del Estado; obra, editada por Tomás Ireland y Francisco Rivera y con los cuidados de edición de Mario navarro., que contempla escritos de algunos de sus más cercanos colaboradores; y por protagonistas, de diversos estamentos, que concibieron la educación pública como uno de los motores del cambio social. En esta línea, de la reflexión universitaria a partir de la obra y pensamiento del rector Kirberg, haremos un Seminario de alto nivel bajo el lema: De Kirberg al siglo XXI: universidad formadora y transformadora. También la Exposición ya mencionada, “Kirberg 100 años: vida de un rector”, realizada con documentación de nuestro Archivo Patrimonial y aportes proporcionados por la Sra. Inés Erazo, viuda de Kirberg y sus hijas, quien hiciera hace algún tiempo la donación a la universidad de la biblioteca personal de su esposo, con más de mil 500 textos en español e inglés, junto a documentos y discursos. Para el conjunto de nuestra universidad, así como para esta Vicerrectoría de Vinculación con el Medio, es un honor participar en estas actividades que buscan preservar la memoria de una de las figuras más emblemáticas de la historia de nuestra Institución.

Queremos que el pensamiento y la figura de Don Enrique Kirberg esté presente no solo en nuestra memoria sino también en nuestro presente. Con la figura del rector Kirberg queremos reafirmar que somos hoy lo que hemos sido y, sobre este sello nos proyectamos y construimos nuestro futuro.

Gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario