sábado, 14 de noviembre de 2015



PALABRAS DE MIGUEL CONCHA VILLALOBOS (CONCHITA) EN EL LANZAMIENTO DEL LIBRO DE ALBERTO RIOS EN VIERNES 13 EN EL SALON DE HONOR DE LA UNIVERSIDAD DE SANTIAGO

Les voy a hablar de un hombre increíble, en un país increíble y para un momento increíble. En el año 69 y el ambiente político era intenso, se acercaban las presidenciales en que se definiría un posible cambio de cómo conducir el país, para cumplir los anhelos de miles de chilenos postergados que por tanto tiempo habíamos esperado esta oportunidad. A Alberto le tocó continuar la posta de sus antecesores Víctor Díaz, Raúl Palacios y Alejandro Yáñez, quienes con gran habilidad lograron alcanzar la dirección de la FEUT.
La tarea no fue fácil, pero ellos pusieron sobre la mesa metas y tareas para que la UTE estuviese de acuerdo a las necesidades de los nuevos tiempos. Dimos una larga y fuerte lucha, por obtener más presupuesto, ya que el gobierno de Frei Montalva, nos negaba los recursos que necesitaba la universidad, para convertirse en un modelo para Chile.
El año 70, la Unidad Popular y su abanderado el Dr. Salvador Allende ganan las elecciones y dan un triunfo histórico a las fuerzas progresistas de Chile y del Mundo. En este cuadro histórico asume Alberto Ríos. Su misión es continuar lo hecho por sus antecesores, y ahí comenzó un trabajo enorme, que combinaba la gestión estudiantil, con el trabajo para sacar adelante y defender a nuestro gobierno, porque los estudiantes de la UTE  nos dimos cuenta que teníamos en nuestras manos la alternativa de cambiar la historia.
Alberto tenía carácter y fue oportuna su elección, porque con gran dinamismo echó a andar una federación de estudiantes que cubría de Arica a Punta Arenas, con equipos en todos sus departamentos, que en la UP crecieron en forma vertiginosa. Eran muchas tareas y se necesitaba delegar en compañeros nuevos, para que los más experimentados asumieran responsabilidades de gobierno que ni siquiera habían soñado. 
Es así como el presidente de nuestra FEUT, logró tener un eficiente departamento de comunicaciones, publicar mensualmente el periódico de la federación “Brecha” que se imprimió hasta el Golpe. Las relaciones internacionales se llevaron a un grado máximo, el estudiantado latinoamericano miraba en Chile un ejemplo de lo que debiera ser América Latina. Surgieron muchas iniciativas como las escuelas internacionales de dirigentes que contaban con el auspicio de la Unión Internacional de Estudiantes, UIE, en la cual uno de sus vicepresidentes era nuestro compañero Alejandro Yáñez.
Recuerdo con nostalgia esta testera donde estoy hablando, donde hace más de 40 años me tocó presidir el último día de la escuela internacional, con un panel de lujo, la primera intervención era del Secretario General del Partido Socialista compañero Carlos Altamirano y la clase final fue de nuestro premio Nóbel de Literatura, Pablo Neruda.
A Alberto Ríos le tocó un trabajo incesante, en los problemas de la universidad y apoyar los requerimientos del Presidente Allende, como  lo señala en su libro, y se tuvieron que reorientar algunas tareas como los trabajos voluntarios, para dirigirse directamente a reemplazar profesionales en los diferentes medios de producción, destacándose fundamentalmente los servicios prestados en la gran minería y en la comunidad, por severos problemas de gestión y hasta de boicot.
El Presidente Allende sabía que en la UTE había estudiantes y profesionales comprometidos, y es así como tuvieron que pasar a cumplir funciones de gobierno Faruk Jadue a Hacienda, Tomar Ireland a Minería, Felipe Viveros a Economía, Sergio Insunza a Lan chile, Felix Candia a Fanaloza, Glen Meza al Banco central y seria largo de numerar.
Pero lo importante estuvo en aquellos héroes anónimos que entregaron todo lo que tenían para poder cumplir con los requerimientos del compañero Allende. Alberto se adelantó a los tiempos, supo dar el ritmo necesario, la eficacia, la eficiencia, el cumplimiento de metas a un organismo estudiantil que funcionaba las 24 horas del día.
Estos planteamientos hoy en día cobran plena vigencia puesto que son la base del éxito en la gestión de cualquier empresa que se emprenda. En lo personal cabe destacar que Alberto Ríos es quizás el dirigente que tuvo la oportunidad de ganarse la confianza del Presidente Allende, acompañarlo a su gira a Naciones Unidad, México, Europa y la Unión Soviética. Es el único dirigente chileno que habló en el Paseo La Reforma en México, es el que único asistió al congreso del Partido Comunista de la Federación Yugoslava y que tuvo el privilegio de comer con el Presidente Tito en una reunión privada.
Creo que se podrían dar muchos otros ejemplos de la oportunidad que tuvo Alberto de recibir personajes, fue así como le tocó atender al comandante Fidel Castro en la UTE, y nuestra universidad llevó a artistas como Carlos Puebla a la UTE de Concepción y de Antofagasta, marcando un hito histórico en las relaciones entre Chile y Cuba.
Su personalidad le permitía consensuar acuerdos, tenía habilidad política para manejarse en situaciones de crisis, su relación con la rectoría fue magnifica ya que ahí teníamos otro hombre increíble como el rector Enrique Kirberg, quien con su inteligencia echaba a andar políticas universitarias, que permitirían colocar a la UTE como la mejor casa de estudios que ha existido en la historia de Chile. Con el auspicio de toda la comunidad integrada se logró llegar a 36.000 estudiantes, con sedes y subsedes a nivel nacional.
Por primera vez ingresaron trabajadores a la universidad. Se creó el convenio CUT-UTE, la beca Rene Schneider para hijos de suboficiales y se dio un cupo especial para la enseñanza industrial.
La federación se coordinaba plenamente con la universidad a nivel nacional, se hacía extensión en todas las regiones, se cooperaba en la gestión de la universidad y se integraba a la Universidad Técnica, directamente con la producción que el país necesitaba.
Alberto pese a todas sus responsabilidades no se olvidaba de los estudiantes y participamos activamente en mejorar las condiciones de bienestar, traslado y consejos docentes. Se creó con la UIE, la Oficina de Servicio Estudiantil, que permitió que miles de jóvenes de Santiago y provincias, tuvieran libros copiados para estudiar a un bajo costo.
Brutalmente esto duró hasta el 11 de Septiembre, cuando asaltaron nuestra UTE.
Querido Alberto, creo que de ti tenemos que sacar un ejemplo de consecuencia, de entrega por un proyecto de vida para conseguir los logros de una sociedad más justa, más ecuánime, en que cada uno reciba lo que se merece. Creo que en tu obra fue muy importante destacar la presencia de tu querida Lili, quien te acompaño durante toda una vida, en momentos tan difíciles, sin lo cual no habría sido posible lograr las metas que te propusiste.
Yo creo que muchas veces sacrificaste tu vida familiar, por entregar tu tiempo a las tareas que te asignaron las Juventudes Comunistas. Te recordaremos siempre como una persona que postergó su bienestar personal, por el de servir y espero que las nuevas generaciones tengan en cuenta que el movimiento estudiantil tuvo, ha tenido y tendrá, un papel muy importante que cumplir, para que los cambios de la sociedad estén más de acuerdo a las necesidades de los sectores más postergados.
Quiero finalizar destacando que la personalidad de Alberto estuvo muy de acorde a las funciones que le tocaron, supo juntar gente, delegar, organizar, crear equipos y mirar con fe, que podíamos cambiar la historia. Creo que tu mensaje está más vigente de nunca, los jóvenes tienen el deber que marcar señales y caminos para que se produzcan cambios, y para eso deben tener entidades fuertes, organizadas, con prestigio y credibilidad.
De esta manera podemos pensar que tu legado y el de quienes te acompañamos, no ha sido en vano. Sabemos que seguiremos abriendo las anchas alamedas, donde surgirán otros Albertos Ríos, para dirigir y acompañar a esta gloriosa federación de estudiantes de la Universidad Técnica del Estado hoy Universidad de Santiago: otros Víctor Jara, para hacer extensión universitaria en la USACH; otros Gregorio Mimica, digno estudiante y dirigente hasta la muerte; otros Enrique Kirberg, para encabezar a la USACH, como lo supo hacer nuestro rector, al frente de la UTE, que fue la única casa de estudios superiores del país, que resistió con su gran corazón y gigantesca dignidad, a los cañones pinochetistas, con su rector, sus profesores, su FEUT y sus alumnos.
Por eso, Alberto Ríos Vive, porque la UTE Vive.

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