domingo, 15 de noviembre de 2015



PALABRAS DE IRIS ACEITON VENEGAS EN LA PRESENTACION  DEL LIBRO DE ALBERTO RIOS EL VIERNES 13 DE NOVIEMBRE EN EL SALON DE HONOR DE LA USACH

EL  SUEÑO  DE  ALBERTO

Y aquí estamos, junto a tu  familia.  Con tu  Lily amante y guardiana. Tus amigos.  Estamos tus hermanos  cumpliendo tu último sueño. La culminación  de este libro que te provocara  los  últimos desvelos – carcajadas–  sonrisas y –  lágrimas… 

En esta sala que tantas veces pisaste… Donde se fraguaron y  discutieron  los albores   de la  Universidad democrática a la que aspirábamos.
 
Esta sala, con este   mural  de Roberto Matta: “Vivir enfrentando las flechas”, ahora restaurado, suspendido en este muro reconstruido, sobreviviente como la mayoría de los que aquí nos encontramos…

Sobrevivientes de la orgía de horror y muerte  desatada contra nuestra amada Universidad por las desquiciadas fuerzas golpistas,  hace más de  cuarenta y dos años.

Hablar de ti  Alberto,  es cerrar los ojos y retroceder decenas de años –– Verte cruzar  el puente de la Casa Central para acceder a la FEUT –– Con tu tranco enérgico –– En tu cuerpo flexible como el de un adolescente  –– La mirada oscura, inteligente y burlona –– Me saludas en ruso:

–– Tovarich  Aceitón –– Dé- bra- ye- útra ––

­–– ¡Camarada  Ríos –– ¡Hábleme en español, que yo  le entienda! ¡Que me pueda defender por la cresta! Te replico,  siguiéndote el juego.

 Me observas de pies  a cabeza –– Te ríes de mi diminuta minifalda –– De mis zuecos empinados –– De mis ojos  subrayados con grafita rebeldía –– Te detienes en mis pestañas, tiesas de  rímel trasnochado.

–– ¡Cómo pueden ser las comunistas tan feas! ¿Tendremos que ir a buscar mujeres bonitas al Partido Nacional, a Patria y Libertad?

Y  tus carcajadas recorren el Casino de la Pancha, los pasillos del Pedagógico ––

¡Indignada! –– Te tapo  a garabatos –– Los selecciono –– Los más groseros, los menos aceptados en los labios de una muchachita universitaria y, menos aún  de la Jota –– Te hace gracia mi arrebato, mi atrevimiento ––  Tus  risotadas  se apaciguan –– Me abrazas, te  disculpas –– Y te indulto,  ya calmada… –– Con la seguridad que dentro de poco, por una misma  u otra razón, un  episodio similar protagonizaremos.


¡Cuánto aprendimos a tu lado! –– Esa FEUT gloriosa 1970-1971-­­ ­  La que magníficamente presidiste.  Con el Departamento de Bienestar  recorríamos las sedes  de provincias–– Los estudiantes y sus demandas eran el eje de todo nuestro quehacer –– En tu segundo período 1971—1972  me destinaste  al  Departamento de Trabajos Voluntarios  –– “Aumentar la producción es también revolución” –– Hicimos propio  el lema del gobierno  –– Las Brigadas de la Producción, las Brigadas de Alfabetización  acompañadas por nuestros grupos de teatro  y  los más talentosos conjuntos musicales; instaló  a la UTE  en el corazón mismo del pueblo chileno.

Junto a nuestro rector don Enrique Kirberg,  fuiste un extraordinario anfitrión –– Recibiste como  huéspedes a los  más ilustres de la ciencia, la política y el arte  del mundo entero. Chile era  el espejo del mundo progresista y –– La Universidad Técnica del Estado resplandecía con el  más idóneo  y  candente  fulgor…El doctor Salvador Allende  en su inolvidable gira por América y Europa, te eligió  a ti Alberto Ríos, presidente de la gloriosa FEUT como el único dirigente estudiantil que integraría su comitiva, lo que nos colmó del más legítimo orgullo.


Somos los hijos de la UTE –– De la Universidad que ese 11 de septiembre de 1973 –– El presidente Salvador Allende eligió para llamar a un plebiscito  ––  Como desesperado y último recurso y  tratar de evitar el golpe de estado que irremediablemente se cernía sobre nosotros…

Después de muuuucha agua, bajo y sobre el puente, después  de varias décadas, sabemos que tu salud se resiente ––  Llegamos hasta tu penúltimo sueño: “El sueño de Cartago” ––  Nos abres tu casa ––  Respiramos tu aire –– Recorremos tus tierras –– Acariciamos  tus perros.  Aprendemos a valorar y a  querer a tu tremenda compañera,  tus  hijos, tus nueras que en la realidad son “síeras”, tu nietada.––  Somos  un grupo de mujeres y hombres que en la madurez de la vida y,  conscientes del privilegio de haber vivido una de las etapas más esplendorosas y dramáticas de la historia de nuestro país, llegamos a tu hogar para hacerte saber que no olvidamos ese inconmensurable aporte que en la plenitud de tu vida, le entregaste a nuestra querida Universidad y también  a nuestro país.

 En tu mesa cálida y firme, saboreamos  la tortilla española de la Lily, entre  copas de vino tinto, entre risotadas,  pequeñas disputas y sentidas lágrimas;  entretejemos las primeras líneas de  tu libro.

Nos asombra tu memoria privilegiada ––  Nombres, personajes, situaciones, episodios que los manejas con la precisión de una enciclopedia. Tu lucidez, el dominio que tienes de la contingencia nacional y del mundo. Nos das tareas que religiosamente cumplimos. Nos obligas a pisar después de décadas la remozada  Biblioteca Nacional, allí recabamos informaciones. La UTE siempre fue noticia. Fotocopiamos tu juvenil rostro que aparece en entrevistas y  declaraciones junto a los principales actores de la política nacional e internacional,  en diarios y revistas de la época.

Muy pronto derribamos la barrera del tiempo que una vez nos distanció…––  ¡Volvemos a ser jóvenes, constructores  de nuestros destinos–– Felices! –– Aparecen los nombres de nuestros compañeros, los rostros –– Los chascarros –– Heroísmos y sacrificios –– La traición y la muerte –– Del llanto pasamos a la risa destemplada –– Me provocas, te ríes de los incalculables  kilos que me superan –– De mi lenguaje procaz, a estas alturas sin remedio ––  Nos sorprende y a veces descoloca  tu increíble “renovación ideológica”… Con  la valentía y el desparpajo de siempre, defiendes a morir tus posturas  esgrimidas la mayoría de las veces  con valederos   fundamentos… –– En muchos temas estamos en total desacuerdo. –– Discutimos, a veces acaloradamente… –– No en vano soy tu discípula –– Después de las crisis –– Nos enviamos  largos y hermosos correos de desagravio –– Potenciando nuestra amistad.

Empiezas a inquietarte, nos exiges acelerar el ritmo en la ejecución de  las tareas que nos demandas. Observamos con dolor tu deterioro físico: más delgado, demacrado, más pensativo y triste... La  capacidad intelectual incólume. La Lily como un hada fantástica en la levedad de tu entorno, resuelve todos los problemas que se te presentan. Finalmente brindamos por el término de tu último sueño. “Los hijos de la UTE” están en fotocopias anilladas. Sabes mejor que todos nosotros que el fin se aproxima…

 En la postrera visita a  tu parcela –– En la partida –– Me fui quedando rezagada, de las últimas, para abrazarte ––  Te besé en las  mejillas largamente –– Casi no pronunciamos palabras, sabíamos que este era nuestro último encuentro –– Después de caminar varios pasos, hacia  la camioneta –– No fui capaz de repetir lo que hacía siempre : Volver  la cabeza y gritarte tonteras que te hicieran reír  ––  Habrías descubierto mi cara bañada y consternada por los sollozos y –– Y te habrías reído mucho al comprobar los estragos  del hollín del rímel corrido alrededor de mis  mejillas y ojos.

Este libro no es el exabrupto de un “viejo nostálgico”, de un puñado de “antiguos románticos” que viven de las hazañas pasadas. “Los hijos de la UTE” fuimos actores principales de una de las épocas más hermosas y prolíferas de nuestro país. Pagamos demasiado caro la osadía de querer materializar los sueños de justicia e igualdad que irrenunciablemente perseguimos.

Alberto Ríos fue un organizador, un indiscutido líder político y estudiantil –– Fuiste un “gran comunista” cuando se construían  las bases de sustentación del  gobierno de la Unidad Popular –– Fuiste un “tremendo comunista” cuando serlo, significaba: la prisión, la tortura y la muerte ––

 Los años –– La  vida –– Los desgarros –– Las muertes  de los que tanto amamos –– Los errores ––  Y  las traiciones, produjeron  tu aislamiento  de todo lo que anteriormente fue: –– Tu razón de vivir y por quien expusiste tu  vida y la de los que más amaste.

No fuiste un escritor de oficio –– Con tu salud quebrantada  –– Sentado en una silla de ruedas –– Con una extremidad inferior menos -- Con el riesgo de perder la otra –– En el crepúsculo  de tu  vida –– ¡Hay que tener tu  coraje! –– ¡Tener tu fuerza! ––  ¡Sentir todo este  amor por lo que tú viviste! –– Para que escribieras éste ––  Tu  primer y último libro.

Con mi mochila atiborrada  con los  nombres de los héroes de la UTE que cayeron por recuperar esta imperfecta  democracia…  Con mi mochila cargada de sueños inconclusos… Con la certeza que solo se envejece cuando se deja de soñar… Con el rostro y el corazón “sin capuchas”, “descubiertos”, a cara limpia, igual que ayer…  Como una emocionada y orgullosa “Hija de la UTE”, presento tu libro, mi inolvidable amigo Alberto.

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