PALABRAS DE SALUDO DE
MARIANA RIOS HIDALGO, NIETA DE ALBERTO RIOS PONCE EN EL LANZAMIENTO DEL LIBRO “LOS
HIJOS DE LA UTE” EL PASADO VIERNES 13 DE NOVIEMBRE 2015 EN EL SALON DE HONOR DE LA UNIVERSIDAD DE
SANTIAGO
GENTILEZA DEL DPTO. DE COMUNICACIONES U. DE SANTIAGO |
En cada reunión familiar
el tema político volvía a la mesa,
“viejo por qué no escribes un libro”, le decíamos. No –contestaba- todo está en
mi mente, pero algo cambió, tu enfermedad avanzó y te obligó a quedarte en la casa, de alguna
forma cerraste tu etapa en la oficina, de cómo tu decías: tu empresa familiar,
y así comenzó a nacer la idea de escribir, de una u otra forma la vida te dio
esa oportunidad, y el reencuentro con tus amigos de la UTE, las visitas
constantes de Emilio, Iris, Giorgio, Pelo y tantos más que se sumaron cada fin
de semana, terminaron por convencerte de escribir y así comenzó esta historia,
hasta el día en que me dijiste:
“Marianita, tendrás que
ser tu la que presente mi libro porque yo no estaré, a lo que yo respondí: “no
será necesario que yo lo haga”, y como si hubieras hecho una predicción acá
estoy, reemplazándote como querías, presentando este libro que se convirtió en
tu motor, en tu fuente de energía para seguir viviendo, algunas veces bajaste
los brazos, pero una nueva foto o un mail, te devolvían las ganas de continuar.
Nos reunías y nos mostrabas los avances, hasta el día que terminaste de
escribir y empezó nuestra preocupación ¿qué pasaría ahora? Y como si fuera un
pensamiento compartido por tus amigos ,comenzaron las correcciones y las
visitas de la Chabe se hicieron más frecuentes, ella era vital para cada
corrección. Pero llegó el día, no hubo más cambios, no más arreglos, el libro
estaba terminado y lo que todos temiamos en silencio , pasó.... El punto final
de este libro irónicamente se convirtió en el final de tu vida, y así quedaron
plasmadas tus historias, tus pensamientos, tus vivencias.
Plantaste un olivo.
Tuviste tres hijos.
Y escribiste un libro…
Te recordaremos como
querías, como un coleccionista de dudas y un compañero inseparable del
insomnio.
Solo me queda dar las
gracias a nombre de mi familia, a la Corporación Solidaria UTE USACH, en
especial a Emilio, Iris, Giorgio, Pelo y Fedora
Y a todos los que
cooperaron con sus historias.
A la Editorial Usach y a
todos los quienes hicieron posible que este libro viera la luz.
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