viernes, 18 de agosto de 2017



PALABRAS DEL SEÑOR RECTOR , DE LA UNIVERSIDAD DE SANTIAGO, DON JUAN MANUEL ZOLEZZI , EL 10 DE AGOSTO DE 2017, EN LA CONMEMORACION DE LOS 70 AÑOS DE LA UTE

 
Estimados presentes:
Junto con saludar a cada uno de ustedes, me honro en celebrar los 70 años de la creación de la Universidad Técnica del Estado, UTE.
Cuando una obra se sustenta en buenos cimientos, no cabe duda que se construye, crece y desarrolla de manera sólida y perdurable en el tiempo.
Es lo que hoy podemos demostrar, como Universidad de Santiago de Chile, todo lo que hemos aportado al país y su gente.
Parte importante de nuestro quehacer tiene sólidas raíces en nuestra antecesora, cuya creación estuvo claramente especificada al establecer que la Universidad Técnica debía impulsar el desarrollo de la enseñanza técnico profesional; fomentar el cultivo de la ciencia y el desarrollo de la técnica de la producción y de la economía; orientar su acción en el sentido de obtener el aprovechamiento integral de los recursos humanos y naturales de cada región del país, para lo cual organizó sus estudios en dos ciclos sucesivos: el de técnicos y el de ingenieros; otorgar los títulos y grados correspondientes; mantener relaciones con la industria a fin de contribuir a su progreso y perfeccionamiento; establecer intercambios y cooperación con universidades congéneres del país y del extranjero.

            En efecto, la contribución de la Universidad Técnica del Estado al país está marcada por la coherencia y fidelidad a un mandato que le fue entregado explícitamente, en que se combinan dos objetivos centrales: formar los profesionales que el país requiere para los procesos de industrialización y desarrollo de su estructura productiva, y ser una puerta de entrada para la movilidad e inclusión social de los sectores populares al conocimiento superior y a su reproducción. La adhesión a estos propósitos permaneció inalterable a través del tiempo e incluso se profundizó y amplió de manera significativa. La reforma de la universidad iniciada en la década de los sesenta reforzó esos contenidos identitarios sociales y políticos.


Además, en el ámbito de la educación superior se hicieron todos los esfuerzos para plasmar una enseñanza laica y pluralista.

No puedo dejar de mencionar la iniciativa por contar con un campus único, que aún constituye un orgullo y una fortaleza para todos nosotros.

La Universidad Técnica, además, fue permeable a los cambios que se exigían en otros lugares del mundo. Allí estuvo, por ejemplo, lo que los jóvenes exigían en mayo del 68 en París, y que rápidamente hicieron suyo nuestros jóvenes.

También, nuestra antecesora fue una decidida impulsora del Arte y la Cultura. Miles de jóvenes estudiantes, funcionarios y académicos se impregnaron de ese espíritu e hicieron suyas manifestaciones artísticas que enriquecían el espíritu, a través de las cuales daban forma a los componentes del Arte, pero también de la política y de las demandas sociales que se exigían.

Ahora bien. Al inicio hablé de los cimientos que mantienen a nuestra Universidad de Santiago, originados en la querida UTE. Así como  nosotros, ella abrió sus puertas a estudiantes de todos los ámbitos sociales y, particularmente, de aquellos  que por primera vez entraban a la educación superior, cosa que hasta esos años, era impensable.

Sin embargo, las oportunidades y la gratuidad de enseñanza permitieron que muchos jóvenes vulnerables, pero talentosos, ingresaran a alguna de las sedes que la Universidad Técnica tenía en provincia y en la capital.

Así, el país dispuso de un espacio universitario relativamente plural y variado para los estándares de la época.

En pocas palabras, y tal como sintetiza gráficamente el libro “Universidad de Santiago de Chile. Formando personas, transformando país”, “donde había una demanda país estaba dispuesto un egresado de la UTE. Ingenieros técnicos y profesores se esparcieron por el territorio nacional”.

 Estimados presentes:

Seguramente quienes harán uso de la palabra, se referirán en detalle a la historia de la UTE.
Yo deseo aprovechar esta ocasión para destacar que, en estos tiempos en que el individualismo se apodera de muchos de nuestra Sociedad, vale la pena reforzar lo que heredamos de nuestra antecesora, especialmente con la llegada de la democracia.

En estos tiempos no son pocos los que han definido a la educación como un bien de mercado, y se amenaza con poner freno a la gratuidad que tanto ha costado instaurar. No ha llegado a todos los que queremos beneficiar, pero no podemos desconocer el gran avance que hemos experimentado, especialmente, en los últimos años.

Frente a esa realidad, recuerdo el  hermoso espíritu solidario que movió a los miles de egresados de la UTE, quienes se volcaron de manera decidida para beneficiar a los más vulnerables.

Los trabajos de verano e invierno, los convenios firmados con otras instituciones para fortalecer la educación que se impartía, el esfuerzo entregado por cada joven para mejorar la Sociedad, no cabe duda que constituyen pilares que hoy mantienen a nuestra Casa de Estudios.

Muchas veces se reciben sinsabores  cuando queremos avanzar más rápidamente que lo que nos condiciona, pero sin duda que hemos destruido barreras para avanzar. Siempre por nuestros estudiantes, por la Universidad.

Hoy, cuando celebramos 70 años desde la creación de la Universidad Técnica del Estado, es bueno recordar y destacar que somos sus orgullosos herederos, y que trabajamos incansablemente por el   bien común, para que cada joven talentoso, especialmente los más vulnerables, lleguen a nuestras aulas y se transformen en hombres y mujeres al servicio de la Sociedad entera.

Muchas gracias.

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