viernes, 19 de septiembre de 2008

LA UNIVERSIDAD TECNICA DEL ESTADO FUE LA MAS ABIERTA A LOS TRABAJADORES DE CHILE Y POR ESO PINOCHET LA DESTRUYO



El 19 de septiembre de 1973, nuestro rector Enrique Kirberg, se encontraba detenido en la gélida Isla Dawson, junto a los principales dirigentes de la Unidad Popular.
Allí concibió la idea de escribir un libro que narrara cómo la Universidad Técnica del Estado, UTE, se transformó en la universidad estatal chilena más abierta al pueblo y que elevó en 4 años de 5,4 a 30% el porcentaje de hijos de trabajadores que estudiaban en sus aulas.

Este es el orgullo que vive en el alma y el corazón de quienes somos uteínos, ya que ni la dictadura, ni la concertación, ha logrado superar este record y el gran legado es recuperar a la UTE,como un plantel nacional al servicio de los mas modestos, como nos sigue señalando nuestro inolvidable rector:

LOS NUEVOS PROFESIONALES

Educación Universitaria de Trabajadores
Chile : UTE, 1968 - 1973
Enrique Kirberg Baltiansky

En este libro pretendo relatar una experiencia vivida por una universidad como un todo. Vivida por sus estudiantes, sus académicos, su personal administrativo y sus egresados. He pensado que esta experiencia es suficientemente valiosa para que se otorgue testimonio de ella y pueda ser examinada y analizada con ulterior provecho.

Me refiero a la reforma de la Universidad Técnica del Estado, Chile, y especialmente al programa de Educación Universitaria de Trabajadores. La reforma de esta Universidad, en el cuadro de las reformas universitarias en Chile, tuvo características especiales. Yo diría que la principal fue el haber llevado la reforma a niveles tan profundos como los medios lo permitieron y, a veces, más allá y con resultados que pueden ser calificados de sorprendentes; principalmente, repito, en lo que se refiere al ingreso de trabajadores y, en general, de los hijos de las familias de escasos recursos.

Este libro, además, trata de evaluar los antecedentes históricos y sociales del poderoso movimiento reformista que estremeció al mundo a fines de la década de los años sesenta. En Chile, un estudiantado maduro y sensato, veterano en luchas de medio siglo, y junto a jóvenes profesores, supo tironear la reforma hacia resultados positivos y seguros. Y todo enmarcado en circunstancias sociopolíticas que llevaron a Chile a elegir un gobierno auténticamente popular a través de elecciones democráticas.
La Universidad Técnica del Estado encaró decididamente la reforma y se consagró de lleno a ella.
Se amplió la universidad de 9,000 a 33,000 estudiantes; se crearon las carreras cortas y los institutos tecnológicos que llegaron a cubrir casi todo el territorio nacional. Hubo importantes avances en la docencia y, especialmente, en la investigación, ahora orientada de preferencia a contribuir a resolver los problemas nacionales. Y mediante la extensión se llevó la cultura a amplios sectores en todo el territorio chileno.

Haciéndose cargo de las injusticias sociales que emanaban de una universidad elitista (hijos de trabajadores: 5.40% en la UTE y 2.1 % en la Universidad de Chile), se dio a la tarea de superarlas. Se llevó la universidad a los sitios mismos de trabajo como minas, puertos, fábricas, yacimientos petrolíferos, campo, etc. Por otro lado se crearon cupos especiales de ingreso para los hijos de trabajadores y, para los trabajadores mismos.

En un período de poco más de cuatro años - abruptamente interrumpidos por el golpe militar -, el porcentaje de obreros y de hijos de obreros y campesinos entre los estudiantes de la Universidad Técnica había aumentado del 5.4% al 30%.

¿Cómo fue posible esto?
Lo que caracterizó a la Universidad Técnica del Estado fue su decisión de llevar adelante, en los hechos, todos los principios de la Reforma, con energía, entusiasmo, dinamismo y voluntad creadora. Todo ello fue necesario para vencer los obstáculos materiales, especialmente la falta de recursos financieros. Contribuyó a ello, además, la etapa que vivía el país y el hecho de que una mayoría dentro de la universidad era decididamente partidaria de los cambios. Y el motor de estos cambios fueron los estudiantes y su organización: la Federación de Estudiantes de la Universidad Técnica.

La idea de escribir este libro nació en la isla Dawson, en el campo de concentración en que estuve confinado. En ese escenario austral, durante el tiempo disponible para reflexionar, pensé que era importante ofrecer a los estudiosos y a los educadores un relato de primera mano de la experiencia desarrollada. Desgraciadamente estaba absolutamente prohibido escribir y sólo me dediqué a meditar sobre cómo debería presentarse este trabajo y cuál sería la forma más sencilla de expresarle.

Ya fuera del país, pude tener la oportunidad de escribir. Sin embargo, muy alejado de las fuentes mismas, prácticamente sin materiales ni documentación, era ésta una tarea realmente difícil. Había que recordar. Pedí informaciones a profesores y estudiantes que estaban, como yo, en el extranjero. Fui juntando papel tras papel, dato tras dato y toda clase de antecedentes durante más de un año. Por ser difícil la comunicación con Chile, muy poco obtuve de allá. En una oportunidad pedí algún material - poca cosa - a la Universidad Técnica, a su secretario general. No obtuve respuesta.

Y así, entre clases en la Universidad de Columbia y conferencias, fui escribiendo este libro. Reconstruyendo, preguntando y recordando. Y aquí está.
En algunas conferencias que dicté en Estados Unidos, entrevistas y artículos que escribí sobre la realidad de que trata este libro, logré percibir el enorme interés que despierta esta experiencia, especialmente entre los educadores, sociólogos y especialistas en ciencias sociales. Algunos la catalogaron de única en su género, por lo menos en América.

Es menester, entonces, que no se pierda esta experiencia. Que le sirva a otros. Que se incorpore al patrimonio del pueblo chileno. Que se estudie y se divulgue, y sirva de estímulo para aquellos que luchan por poner la educación al servicio del país y para beneficio de todo el pueblo.
Que los obreros recuerden cuando podían ir a la universidad y cuando sus hijos podían también seguir carreras universitarias.

Y que toda la gente se acuerde de cuando la Universidad Técnica del Estado llegaba hasta su sitio de trabajo, hasta su población, llevando un mensaje de arte y cultura.
Es por eso que cuando evoco a toda esa gente humilde que expresaba el goce de ser verdaderos estudiantes universitarios, una esperanza que ya consideraban perdida, no puedo menos que recordar la hermosa lección de Andrés Bello: "considerar la educación como el empleo de las facultades más a propósito para promover la felicidad humana".




Enrique Kirberg
Rector de la Universidad Técnica del Estado desde 1968 hasta 1973.
New York, Junio de 1979.
http://www.geocities.com/uteito/text/NUEVOS_PROFESIONALES_PARTE_1_2002.rtf
http://www.ute.cl/

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