miércoles, 17 de diciembre de 2008

CHALIA ALGUEDA, UNA MUCHACHA DE LA UNIVERSIDAD TECNICA DEL ESTADO DE CHILE



Rosalía “Chalía” Algueda, estudiaba desde 1971, Instrumentación Industrial en el Tecnológico de la Universidad Técnica del Estado, y recuerda a sus compañeros del plan común, donde todos estaban muy preocupados de la labor social que debía cumplir un estudiante de la UTE, así que trabajó siempre ligada a la FEUT, donde conoció a sus dirigentes y especialmente a su último presidente Osiel Núñez.

Ella estuvo en el almuerzo anual de la UTE y sintió un poco volver al pasado, reencontrarse con tantos amigos y con la lucha y el compromiso que había en la universidad, y renovar votos y tiempos, volver un poco a ser como antes, sentir ese compañerismo de los 70, esa lucha y dan más ganas de seguir viviendo.

Recuerda que vivió casi un mes en la UTE, y el día 11 se encontraba en su casa y le costó mucho salir hacia la universidad. Por eso se fue donde una amiga, donde su madre les prohibió salir a la calle, por temor a que les pasara algo, así que el día 12 no se pudo aguantar más y como supo que la universidad seguía resistiendo se fue corriendo desde Vitacura hasta la UTE, para saber qué les estaba ocurriendo a sus compañeros.

Nunca pensé que iban a cañonear a la UTE y me fui corriendo cuadras y cuadras, kilómetros hasta tratare de llegar a la UTE, aunque siempre me detenían patrullas de militares. Insistí en llegar a la universidad y cuando la ví destruida me puse a buscar a los compañeros que estaban detenidos en el Estadio chile, en el Estadio Nacional o en la Cárcel Pública, como en el caso de Osiel.

Esa fue una misión que me autoimpuse, fue de dulce y agraz, reencontrar a un gran amigo y compañero, y con un grupo de gente que estaba marcada y que a mi mismo me aislaba de los demás, porque era una perseguida más. Y de repente iba por la calle, caminando y me encontraba con alguien de la universidad, a quien deseaba abrazar y saber qué había pasado con él, pero cruzaban y así ,me sentí muchas veces frustrada o vigilada.

Con ese ímpetu de juventud uno pensaban que a uno no le iba a pasar nada y uno seguía adelante, pese a que en algunos momentos me sentí muy aislada, porque sentí que tampoco debía tener mucha información, porque era peligroso. Recuerdo que cuando entraba a la cárcel, Osiel me preguntaba por tal o cual compañero, y tenía que decirle que estaba bien, aunque las cosas no eran así, así que solo le llevaba cosas banales, triviales, porque no tenías mayor información, estaba como bloqueada, pero debía mantenerle el ánimo en alto, entonces visitarlo era una bonita contribución y haberle transmitido al menos el saludo de muchas personas, aunque fuera bastante inventado, ya que muchas veces no debía a la gente.



Por eso me gustó apoyar en esos momentos duros a Osiel Núñez, a nuestro compañero presidente de la FEUT, estar ahí, y uno pensaba que uno debía estar presa y no él, a quien muchos le debían la vida. En verdad recordar todo eso da mucha nostalgia.

Vivir más de un mes en la UTE, fue algo fundamental, porque acá se vivía un espíritu distinto, en la UTE había un cuerpo grande, algo que nos decía que nosotros estábamos destinados a luchar y a cambiar lo que existía en el país, porque queríamos un mundo diferentes y todos estábamos en esa y no te importaba llegar a las 5 a la mañana, después de haber repartido parafina todo un día. Te daba lo mismo no dormir toda una noche, porque tenías que salir a pintar con la brigada, junto aun viejo camión. Éramos todos uno, en esos trabajos voluntarios que hacíamos, era otra cosa, entender y participar en lo que estaba pasando.

En este momento en un mercantilismo increíble, se han olvidado de las personas. Eso era lo que teníamos, éramos personas, trabajábamos cooperando.
Dentro de la FEUT a una le tocó compartir cosas emocionantes. Por lo que hacíamos y en las condiciones en las que estábamos.



Me tocó ver a Fidel Castro en la UTE, participamos en la organización de aquel encuentro, en su logística, eso fue maravilloso y yo era de las primeras allí. Estar con el comandante cubano a los 18 años, era un orgullo y siento que nunca tuve una foto o las que tuve se fueron perdiendo o mi madre por miedo las rompió y no quedan testimonios de aquello, pero la memoria es imborrable.

Nunca pude encontrar a Raúl Añivarrú, que era de Publicidad, nunca más lo vi, era como el fotógrafo de la FEUT y participamos juntos en los trabajos voluntarios, éramos del grupo que gestionaba algunos eventos. Imagino que debe tener muchas fotos de aquellos tiempos inolvidables y seria estupendo que apareciera y se juntara con sus ex compañeros de la UTE.

Con él hacíamos la producción de las fiestas mechonas, hacíamos la Cantata Santa María en el Teatro de la EAO, y como gran producción hacíamos diapositivas, por ejemplo para el Canto para una Semilla, con el Inti Illimani. A la UTE trajimos personajes que eran propios nuestros. Fueron los mejores años de mi vida.

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