viernes, 5 de junio de 2009

Ayer acompañamos a Joan Jara al palacio de La Moneda, donde recibió merecidamente la ciudadanía chilena



Joan Jara ciudadana chilena

Ayer acompañamos a Joan al Palacio de La Moneda... Chile en la persona de su máxima autoridad sancionó un hecho que en la práctica viene sucediendo desde los tempranos años 60, Joan Turner, Joan Jara como a ella le gusta ser nombrada, recibió su nacionalidad chilena. Le dimos a Joan la nacionalidad que ella se ganó mucho antes de detentarla con los crismas de la oficialidad.

Como ella misma lo dijo en un discurso bellísimo, conmovedor y profundo, esto de las nacionalidades es algo extraño, estos ritos oficiales se nos aparecen lejanos y ajenos... y sin embargo lo que ocurrió ayer en el patio de las camelias, mientras en las afueras del Palacio el Chile cotidiano transcurría con toda normalidad (profesores reclamando por sus sacrosantos derechos y en consecuencia sacrosantamente reprimidos, detenidos y ninguneados, Santiago con un índice de contaminación escandaloso, etc, etc) fue un momento de profunda comunión, de necesario alejamiento de lo cotidiano para conectarnos con lo trascendente de nuestro historia como comunidad nacional.



A nuestra, ahora legalmente, compatriota Joan Jara la institucionalidad chilena le agradeció y al tiempo le pidió perdón. Es cierto, ella llegó a Chile por su propia elección y por propia decisión permaneció en este país, extraño no sólo en el mapa.

Pero nadie se merece, ni ella ni sus ahora compatriotas, el horror que una parte de esta sociedad fue capaz de generar… En esta “nacionalidad por gracia” hay también un sentimiento de vergüenza, de contrición, de esperanza de paliar el daño causado invitándola a compartir a pleno título no sólo nuestros derechos ciudadanos, sino también nuestros errores y desde luego nuestros fantasmas.

Joan lo entendió así, creo que nos quiere así, sobre todo porque hace muchos años que siendo una ciudadana del mundo, como todos los verdaderos artistas, es tan chilena como cualquiera de nosotros, queriendo a este país absurdo con verdadero cariño, o sea con ese que no tiene explicación.



Mientras vivimos dentro del Palacio un momento atemporal respecto de la contingencia, Chile en la calle, siguió siendo el que es, los lacrimógenos arrancaban al gremio de los profesores las lágrimas que a nosotros nos brotaban de la emoción. El tardío, pero finalmente eficiente, trabajo de la justicia para esclarecer el crimen de Víctor Jara, por encontrar a sus cobardes mandantes, a los oficiales que dispararon y ordenaron disparar, se veía sorprendido por la defensa del único imputado, del único hilo que nos puede llevar a la verdad y a los verdaderos culpables, un abogado de derechos humanos … hace pocos días el presidente del partido de los empresarios nos hizo saber que se justificaban las violaciones de los DDHH durante la dictadura porque las víctimas de alguna manera se merecían la condición de tales… emitida esta perla siguió con su campaña para hacer triunfar a su candidato, en sociedad con un ex preso de la Isla Dawson, ex ministro de Allende, que respecto de estas declaraciones de sus nuevos socios guarda religioso silencio…

Afuera del Palacio, fuera de este lapso atemporal de encuentro con nuestra historia, Chile sigue siendo el mismo, en sus grandezas y en sus innumerables miserias.

Jorge Coulon

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