A NUESTRA QUERIDA TENCHA
La escuché por primera vez en persona, una mañana en el Mercado Municipal de Iquique, para la campaña presidencial de 1964, yo tenía 11 años, dado el lugar había una gran concurrencia de dueñas de casas y de trabajadores que venían saliendo de sus turnos, también una buena presencia de ancianos que habitualmente iban al Mercado a hacer un poco de vida social y debido a que al lado de este lugar estaba la Escuela Santa María, en la cual yo estudiaba, los adolescentes allendistas, nos arrancamos a escucharla.
Todos los allí presentes, vimos a una mujer elegante, buena moza, distinguida, que nos hablaba haciendo muy buen uso de su preparación y vocación en su calidad de profesora, de los derechos de la mujer, de los derechos de los niños, en definitiva de los derechos de todos los seres humanos, pero no en un discurso vacío, sino que con propuestas concretas, partiendo de la premisa de poner al Estado al servicio del pueblo.
En consecuencia, escuchamos hablar de las Salas Cunas, del Medio Litro de Leche para cada niño y niña, de incorporar a la mujer al proceso productivo, a través de su educación y capacitación, llamando a organizarse para acceder a una vivienda digna, a una salud adecuada y principalmente a una mejor educación.
Es decir, nuestra querida Tencha ya en ese tiempo visionaba las grandes carencias de nuestro pueblo que existen hasta el día de hoy.
La expresión popular dice:” Detrás de un gran hombre, hay una gran mujer”.
Es universal el reconocimiento a nuestro querido compañero Salvador Allende, a su condición de estadista, visionario, constructor y conductor de un real y gran proceso de cambios para construir una Sociedad mejor, más justa y más igualitaria, donde cada ser humano puede construir su futuro y conducir su propio destino.
No es casualidad que hoy movimientos progresistas que conducen los destinos de varios Gobiernos Latinoamericanos, reconocen en Allende a su gran inspirador, tomando principalmente la experiencia acumulada durante los 4 períodos que fue candidato y precisamente lo que fue el Gobierno Popular entre 1970 y 1973.
Tencha, en su calidad de compañera esposa, estuvo tal vez, sin mucha bulla, siempre al lado del compañero Presidente, apoyando y participando tanto en las campañas como en el Gobierno.
Desde esta misma perspectiva, enfrenta la atrocidad del Golpe, cuando es bombardeada a la igual que la La Moneda, la casa presidencial de Tomás Moro, donde ella habitaba y se encontraba.
Luego en el exilio, también asume la defensa y el apoyo de la lucha, primero de resistencia y luego de enfrentamiento contra la dictadura.
Siempre se destacó por su claridad, su consecuencia, su sencillez y por sobre todo por su ternura.
Muchos años después tuve oportunidad de verla en actos de homenajes y reconocimientos a compañeros y compañeras caídas en la lucha contra la dictadura.
Debo destacar de manera especial, la oportunidad de estar en una recepción en su casa de calle Guardia Vieja, donde la memoria, el recogimiento y la esperanza se personalizaron en ella.
Creo que Tencha, es una fiel representante de la mujer chilena, amó y luchó, con alegrías y dolores, con éxitos y fracasos, con frustraciones y esperanzas, pero por sobre todo con un gran amor y respeto hacia todos los seres humanos y principalmente a su pueblo.
Compañera Tencha, presente, hasta la victoria siempre.
Fraternalmente.
Juan Tapia
19-06-09.
Un interesante relato de un compañero nortino.
Saludos
Mario Urzúa
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