domingo, 21 de junio de 2009

TENCHA, LAS MUCHACHAS DE LA UTE TE RECORDARÁN SIEMPRE



QUERIDA TENCHA

Querida Tencha, así te llamábamos, incluso aquellos que no tuvimos el honor de conocerte de cerca. El día de ayer te dormiste tan profundamente, tan profundamente que se te olvidó despertar y con ese último sueño te llevaste también el sueño nuestro. El sueño de miles y miles de mujeres chilenas, que no importando la condición social, cultural y generacional nos sentimos una vez representadas por ti, de la manera más digna y magnífica en el mundo entero.

No quiero hablar de tu biografía, de tu vasta cultura, de tu sensibilidad social y artística, de tu peregrinar por el mundo en busca de la solidaridad para tu pobre pueblo chileno sumido en ese entonces, en la más negra de las pesadillas.

Quiero hablarte como madre, como esposa, como compañera, como mujer. Decirte que entre más se ensañaban contigo los esbirros del horror, tu figura pequeña y frágil, se acrecentaba y se adentraba en nuestros corazones como el más claro ejemplo del estoicismo y la dignidad humana.



Como olvidar las patéticas imágenes mostradas en televisión de tu hogar mancillado, de la calle Tomás Moro, tu casa bombardeada por la valiente aviación chilena, de la cual escapaste milagrosamente con vida. Las hordas fascistas saqueándolo todo, burlándose de tu despensa, de tus obras de arte, violando la intimidad sacrosanta de tu dormitorio.

Te imagino en la soledad de tu pena. En el entierro de tu marido, el padre de tus hijas. Tu Chile acribillado. El destierro.

Nunca nadie te escuchó jamás, decir una blasfemia contra el Presidente mártir. Las víboras hurgaron desesperadamente en tu vida privada: inventaron, distorsionaron, exclamaron,” se golpearon el pecho”, te juzgaron. Nunca consiguieron nada.



Amaste en vida a tu compañero y amaste y respetaste su memoria inalterablemente, con la altivez y el orgullo que sólo tienen las “grandes”. Conciente y consecuente como nadie, cumpliste a cabalidad el rol que te destinó la historia.

Recuerdo con admiración la entrevista que le realizaran a tu nieto Alejandro Fernández, un diario de la capital. En ella, el hijo de tu malograda hija Beatriz, contaba que a la primera persona de la familia a la que se atrevió a confesar su condición de “gay”, fue a su abuela Tencha “ La Tencha sin alterarse me contestó: “Eso yo ya lo sabía”.

Y se te olvidó despertar, hermosa, fragante y discreta como una pequeña flor, como una “violeta”. En tus sueños te llevas los sueños de tantas, somos tantas las que anónimamente hemos querido rendirte un último tributo, “querida Tencha”.
IRIS ACEITÓN
JUNIO 2009

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