lunes, 30 de mayo de 2011

VICTOR DIAZ VALORA DESDE CANADÁ ACTO DEL 25 DE MAYO POR L A REFORMA Y HOMENAJES A SU CONDUCTOR EL RECTOR ENRIQUE KIRBERG


"Hay hombres que luchan un día y son buenos.

Hay otros que luchan un año y son mejores.
Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos

Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles"
Bertolt Brecht


Señor Juan Manuel Zolessi

Rector de la Unversidad de Santiago

Señor Sergio Moscoso

Presidente de la Corporación UTE-USACH

Agradezco profundamente la invitación que he recibido para asistir a la nominación de la calle principal de acceso a la Universidad como calle Enrique Kirberg Baltiansky.

Este homenaje que se rinde al Rector Kirberg por parte de diversas generaciones de profesores, estudiantes y no-académicos y también de la Municipalidad de Estación Central será, en los hechos, una gran fiesta para recordar a este hombre notable que tantas enseñanzas nos dejó con su vida ejemplar. No es casual que dicho homenaje se realice el día que se cumplen 50 años desde el comienzo del Movimiento de la Reforma Universitaria en nuestra antigua y muy querida Universidad Técnica del Estado.

El Rector Kirberg lo señala en su libro ”Los Nuevos Profesionales” : “el motor de estos cambios fueron los estudiantes y su organización: la Federación de Estudiantes de la Universidad Técnica”



A esto se agregó el respaldo decisivo de los profesores y de los funcionarios no-académicos. La mayoría se fue alcanzando con el despliegue de un gran esfuerzo y una vez consolidada se tranformó en una fuerza de cambios teniendo como base la calidad de su ideario democrático y de mejoramiento de la calidad de la enseñanza al sevicio del desarrollo de Chile, de la resolución de los problemas nacionales.

Los logros de la reforma universitaria son una culminación de un proceso histórico profundamente ligado a las luchas por la democracia en Chile. La vida de don Enrique y la trayectoria del Rector Kirberg están ligadas a su vez a todo el proceso ascendente de las luchas de nuestro pueblo. En el caso de don Enrique fue allá por el año 1932 con la formación del grupo Spartacus.

Tanto el libro del Rector Kirberg como el libro de Luis Cifuentes “Kirberg: Testigo y actor del siglo XX” son dos documentos fundamentales que dan cuenta de hechos históricos que es muy importante que sean conocidos por las sucesivas generaciones de estudiantes de la UTE-USACH como de otras universidades chilenas y latinoamerianas.

Los dos libros citados tienen una característica notable. Ubican todo lo acontecido teniendo en cuenta como un factor decisivo el contexto histórico en que se realizaron dichos acontecimientos.

Durante el rectorado de don Enrique Kirberg hubo diversos logros entre los que podemos señalar el ejercicio democrático interno y el vuelco hacia la comunidad en una labor de extención con niveles nunca antes realizados. No podemos dejar de mancionar la preocupación por intalar la investigación científica en la UTE. En esa dirección se inscribe la honrosa vista del Dr. Linus Pauling, único ganador del premio Nobel dos veces: de Química y de la Paz.



En todo caso, a mi juicio, lo más trascendente fue, sin duda, el Convenio CUT-UTE que hizo posible poner la universidad al alcance de los trabajadores de Chile y de sus hijos. Esta realización de la reforma en la UTE rompe el ejercicio clasista de la formación de profesionales en nuestro país atrayendo la mirada asombrada de otras universidades en América latina y abriendo la posibilidad concreta de seguir su ejemplo.

Tuve el privilgio de conocer sus características humanas de gran calidad, en numerosas oportunidades. Algunas ocurrieron cuando, como dirigentes estudiantiles, éramos convocados a su oficina para participar en diversos estudios proparatorios de reforma en que él insitía en conocer la opinión de los estudiantes. Y en el Consejo Superior universitario aprendimos de él que “lo mejor es enemigo de lo bueno” ( recordando al filósofo Voltaire quien aludía a un italiano desconocido) cuando llamaba a no demorar los acuerdos en discusiones sobre aspectos que no eran escenciales.



Algunas veces fuimos invitados a cenar a su casa, donde nos presentó a su esposa la señora Inés y sus hijas e hijo. Nos advertía de dejar espacio suficiente para que su nietecito “gateara” libremente y cada vez que era necesario se le escuchaba decir: “atención, guagua en rodaje”. Su fino sentido del humor era una característica permanente que lo acercaba naturalmente a la gente que lo conocía.

En el exilio nos encontramos algunas veces. En N.Y., cuando íbamos desde Canadá, para entregarle detalles del trabajo de solidaridad con el Chile que combatía la dictadura fascista. Él era uno de los principales dirigentes en EEUU del Chile Democrático. Nos vimos también en Montreal cuando vino para presentar su libro “Los Nuevos Profesionales”. Entonces le pregunté por su hija Gloria, con quien yo había trabajado movilizando jóvenes durante el gobierno del Presidente Allende. Me dio una gran noticia: “Está en Suiza y me pidió permiso para casarse.....voy a tener que dárselo porque si no va a casarse sin permiso”.



La última vez que lo vi fue en su departamento en N.Y. en septiembre de 1976. Nos dirigíamos todos a Washington para despedir los restos mortales de Orlando Letelier, asesinado por orden del dictador desde Chile. En Washington se realizó una ceremonia fúnebre en la Catedral de St. Matthew, con asistencia de numerosas personalidades. Entre otros estaban el senador demócrata George McGobern, candidato presidencial y estaban los dirigentes de todos los partidos de la UP.

En una parte de la ceremonia, Joan Baez cantó, a capella, Gracias a la Vida, de Violeta Parra. La iglesia pudo contener solamente a la tercera parte de la gente que salió a la calle para rendir homenaje a Letelier y condenar al régimen instalado en Chile.

Regresamos juntos desde Washington a N.Y. y don Enrique nos hizo un detallado y preciso análisis de la situación y sus perspectivas. Calificaba lo ocurrido como un acto de barbarie en el que perdíamos a un hombre de características extraordinarias y que se volvería en contra de la dictadura a nivel internacional, en lo inmediato y más tarde en Chile.



“Los libros son muy importantes, pero no le dan a uno lo que da la acción”, expone don Enrique de manera magistral lo trascendente en los seres humanos de la experiencia personalmente vivida. Nuestros jóvenes de hoy tendrán estas referencias extraordinarias que han dejado hombres tan importantes como don Enrique, pero tendrán que vivir sus propias experiencias de vida y de lucha en el marco de sus propias realidades.

Felizmente nuestros jóvenes están saliendo al encuentro de soluciones a los problemas de hoy. Se están produciendo acontecimientos a nivel nacional que hacen augurar tiempos diferentes. Se han acumulado demasiadas injusticias que tanto los pueblos como las juventudes no están dispuestos a aceptar.

Me encuentro fuera de Chile y no podré asistir a la celebración de estos homenajes, pero estaré con ustedes de corazón.

Autoridades, dirigentes, compañeras y compañeros con quienes compartimos hace ya muchos años nuestros más caros sueños y esperanzas de una sociedad más justa, reciban todas y todos mi gran abazo fraterno.

Desde Quebec, Canadá, les envío mi saludo

Víctor Díaz Flores

Presidente FEUT 1970

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