SALUDO DE SERGIO BITAR CHACRA, COMPAÑERO DE PRISION A LOS 100 AÑOS DEL NATALICIO DE ENRIQUE KIRBERG B.
KIRBERG RECTOR Y AMIGO
Es un honor transmitir mis
sentimientos de admiración y cariño a Enrique Kirberg, a los 100 años de su
nacimiento, honor que agradezco a quienes me solicitaron estas lineas , a pesar
de no encontrarme en Chile, para acompañar a Ines , su familia, colegas, amigos
y compañeros y compañeras.
Los cualidades de cada persona se miden en sus momentos críticos de sus
vidas. Uno mismo no se conoce a si mismo mientras no encara situaciones
excepcionales para sobrevivir. Fue en
esas condiciones extremas cuando pude conocer y apreciar el valor de Enrique
Kirberg.
Con la perspectiva de mas
de 40 años, confieso que siento alegria
de haber compartido con él
tiempos dramáticos e inolvidables
de nuestras vidas.
Qué mejor que mi vivencia directa para contarles de su carácter y valorar su impronta. Creo ser
la persona que mas tiempo ha dormido junto a Kirberg, fuera por cierto de su
esposa Ines. En las barracas del campo
de prisioneros politicos de Dawson nos tocaron literas contiguas, en las camas
de arriba. Las condiciones de vida, físicas y psicológicas, eran durísimas. A
las 6 am nos obligaban a prepararnos para el
trabajo forzado. Cargábamos
postes, cavábamos el terreno con
chuzos y palas, instalábamos un tendido
eléctrico, cargábamos sacos o grandes piedras. Regresábamos cansados y con
hambre, y dormíamos sobre un colchón
cubierto por una frazada áspera y gris. Estábamos desconectados de nuestras
familias, a diario se pegaban noticias en diario mural de muertes
q se vestían de falsos enfrentamientos.
En tales circunstancias, Enrique jamás emitió una queja, jamás se vino abajo,
mantuvo firmeza y dignidad. Por el contrario, infundia animo a los demás. Dirigía mi
cuadrilla de trabajo forzado y nos instruía cómo efectuar el alineamiento
de los postes. Nos exigía cumplir. Y
arreciaban nuestras protestas ... ¿Para que quieres cumplir con los que te
apresan, Enrique..? El trabajo hay q hacerlo bien, respondía, nosotros somos
mejores.
En medio de las penurias
mantenía disciplina y gran rigor y orden. A
veces se excedía y provocaba
nuestras bromas. Para sobrevivir, el
humor es fundamental. Tras su litera colgó, a poco llegar, un calendario
elaborado por el mismo. Decía que le permitía constatar que cada vez quedaba
menos tiempo de prisión, y hacia sus cálculos
optimistas: saldremos en tantas semanas . Yo siempre miraba su calendario antes
de acostarme, y una noche lo hice con agrado tras constatar que por marcar
feriado no deberíamos salir a colocar postes o cargar sacos y grandes piedras.
Pero no fue así, Enrique se levantó a la misma hora, yo me atrasé y le reclamé por
despertarme, siendo feriado. No es feriado , me contestó, y entonces¿ por qué lo tienes marcado como domingo?, le recriminé sorprendido .. Ahhh, respondió, porque es mi cumpleaños.
Mas tarde nos
trasladaron a los campos de concentración de Puchuncavi y Ritoque. Ambos fuimos
expulsados despues, y nuestro exilio se inició en EEUU, invitados por universidades de ese pais.
Compartíamos el trabajo político, también con Orlando Letelier , quien salió de
Dawson a Washington, donde vivió hasta su asesinato en 1976. .Enrique nos fue a
visitar a Boston cuando recién llegó y en innumerables ocasiones los visité en
N York, donde el escribió un libro sobre educacion y dictó seminarios en la Universidad de
Columbia, sobre su experiencia de
conducción universitaria.
En la prisión aprendimos a
actuar unidos, subordinar las
diferencias de partido o las disputas ideológicas a un interés superior, respetando las experiencias
y posiciones de cada uno, a luchar por la democracia, cuidarla y perfeccionarla
a diario. La tragedia del fracaso nos
enseñó que para avanzar había que
ponerse de acuerdo , sin caer en utopismos ni
intransigencias, dialogando con convicción. Y en ello Enrique fue un
ejemplo . Y ese ejemplo tiene valor en todos los tiempos, hoy también.
También Kirberg nos enseñó a querer lo que uno hacia. Fue un
pionero en su universidad. Su amor por la UTE era permanente. Nunca lo vi cejar
en su compromiso por recuperar ese proyecto, a pesar de los golpes de la
dictadura por desarmar la Universidad y someterla.
Hablaba de cómo
proseguir, cómo
servir a los jóvenes de menores recursos
y contribuir al desarrollo técnico de Chile. Por esas cualidades fue respetado tanto
por sus compañeros de prisión y de exilio, y
como profesor y rector de la universidad.
Y ese ejemplo es una guia para los que
hoy construyen una universidad de
calidad, al servicio de las necesidades
de Chile, privilegiando las oportunidades a los jóvenes
de familias modestas , para desarrollar sus talentos y generar mas
igualdad.
Mis saludos afectuosos y
los de mi esposa, María Eugenia, a Ines y la familia Kirberg, a alumnos,
profesores, amigos y colegas. Y de nuevo , felicitaciones por la iniciativa
Muchas Gracias
Sergio Bitar
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